Al portador
La «limpieza total» de Feijóo y ¿qué habrá bajo la alfombra?
Es más que probable que si Feijóo sucede a Sánchez, le guste o no, no tenga más remedio, ahora sí, que levantar las alfombras y ver qué ocultan
Groucho Marx (1900-1977), el más marxista de todos los marxistas, se preguntaba en uno de sus disparatados monólogos: «¿Y si levantamos la alfombra?». Lo planteaba en un contexto surrealista, marxista –de Groucho–, sobre la necesidad de subir los impuestos para pagar una alfombra. Alberto Núñez Feijóo, después de que Pedro Sánchez diera su mitin fin de curso, también tuvo el suyo propio el jueves. Eso sí, el líder del PP admitió muchas más preguntas –y variadas– que el inquilino de La Moncloa. Desgranó sus argumentos para desmontar el triunfalismo gubernamental. «El salario mínimo es el más frecuente», apuntó, algo que casi pasó inadvertido, pero que es quizá más revelador que otros datos de la situación económica. Yolanda Díaz, la gran impulsora de las subidas del SMI (Salario Mínimo Interprofesional) celebra que cada día lo perciban más personas. Es un triste éxito, porque el SMI –al margen de su cuantía–, en tanto que mínimo, debería ser la excepción y no la regla en un país que, como repite Sánchez, es el que más crece en la Unión Europea, aunque Feijóo dice que no es cierto. Ambos utilizan varas de medir diferentes y, claro, los resultados también son distintos.
Feijóo, además de revisar el «sanchismo» promete una «limpieza total», que también incluirá la derogación de una serie de leyes, entre ellas la de la amnistía, con el matiz, eso sí, de que no se puede hacer con efecto retroactivo. «Todo se sabrá y todo se limpiará», recalcó el jefe del PP que además habló del «bienio negro», para describir lo ocurrido en los dos últimos años. Las promesas y anuncios de Feijóo chocan, sin embargo, con la realidad y ni él ni nadie sabe cuándo llegará el momento de que se materializarán, si es que llega. Depende de cuándo Sánchez convoque elecciones y del resultado, que ahora parece claro, pero el futuro está pendiente de escribir. Eso sí, en el partido de Feijóo avanza con fuerza la idea de que si el PP alcanza el poder habría que levantar las alfombras para que se sepa, de verdad, qué ocultan. En 1982, el PSOE de Felipe González, renunció a hacerlo para facilitar la concordia. En 1996, cuando Aznar llegó a La Moncloa también le reclamaron lo mismo, pero por motivos similares a los de su predecesor decidió eludirlo. Ahora, todo ha cambiado y se ha enconado mucho y es más que probable que si Feijóo sucede a Sánchez, le guste o no, no tenga más remedio, ahora sí, que levantar las alfombras y ver qué ocultan, en lugar de que siga ahí la pregunta de «¿y si las levantamos?», de Groucho Marx.