Y volvieron cantando

Desmovilizados y playa

Va a resultar más que difícil movilizar a una militancia ahora sumida en la melancolía política

Ahora toca explorar alternativas y la recuperada faceta «televisiva» de Pedro Sánchez sustituyendo al fragor mitinero es prueba de ello. El pasado 26 de mayo, fecha en la que se cerraba una maratoniana y agotadora campaña electoral a municipales y autonómicas, no quedaba un solo gramo de carne por volcar en el asador de unos partidos políticos que se encontraron tan solo tres días después, en la mañana del «29-M» con el «regalo» de Sánchez emplazándoles a una nueva carrera hacia las urnas adelantada hacia el 23 de julio. Aunque claro está, volver a enfundarse el peto para calentar en la banda y saltar al campo justo tras una agotadora prórroga puede resultar reconfortante para quienes tienen en los pies las alas de una reciente victoria, pero no así para los que han visto como sus puestos en gobiernos, parlamentos autonómicos o ayuntamientos y todo lo que se deriva han saltado por los aires tras una sonora derrota en gran parte propiciada por elementos ajenos a su gestión en esas administraciones territoriales.

La verdadera y auténtica inquietud que en este punto de la precampaña hacia las elecciones generales atenaza al PSOE no es otra que la ya más que patente desmovilización de cuadros intermedios y militantes, agotados tras una batalla en la que sí se jugaban su ser o no ser, pero en muchos casos muy poco concernidos con el desenlace de la cita de julio con clave de futuro en primera persona para el presidente del gobierno. Las «baronías» territoriales socialistas, vértice y punto de arrastre de la militancia representada en esas sedes de cada agrupación local que vemos cuando paseamos por cada ciudad pequeña o pueblo grande, afrontan un camino hacia las urnas que, además de no resultar ni corto ni indoloro, les mantiene con los brazos caídos tras el esfuerzo, en muchos casos baldío, de las elecciones municipales y autonómicas y ya enzarzados en una auténtica lucha interna por el control orgánico, ante la posible llegada del post sanchismo si el «23-J» ocurre lo que dicen las encuestas serias. Va a resultar más que difícil movilizar a una militancia ahora sumida en la melancolía política, en una época estival en la que tendrá que elegir entre pegar carteles –hoy ya digitales– o la playa. Por el pan baila el perro y el núcleo duro de Sánchez lo sabe. Por eso toca explorar otras «alternativas».