
El trípode
Bolaños: persona progresista es persona honesta
Hasta ahora, y con la vigente Constitución, un Ministro de Justicia en España se había distinguido por respetar a los jueces y defender su independencia, mientras el actual titular de la Cartera destaca por criticarles continuamente
De «personas honestas y progresistas» así califica el triministro Félix Bolaños a sus afines acusados de corrupción. Y en este caso, refiriéndose al hermano de Sánchez y al hasta ahora presidente de la Diputación de Badajoz y protagonista de un repentino aforamiento político. Sin olvidar, además al fiscal general. Éste episodio motiva comentarios por resultar un ejemplo paradigmático de una conducta que define la realidad del sanchismo. Uno de ellos es que entre esas tres funciones del triministro se incluye junto a la de relaciones con el poder ejecutivo y el poder legislativo (Presidencia), nada menos que la de relaciones con el poder judicial (Justicia), en una muestra del concepto que tiene el sanchismo de la división de poderes. Y que desde Montesquieu se considera un cualidad distintiva de una auténtica democracia parlamentaria. Otro comentario a destacar es que hasta ahora, y con la vigente Constitución, un Ministro de Justicia en España se había distinguido por respetar a los jueces y defender su independencia, mientras el actual titular de la Cartera destaca por criticarles continuamente acusándoles -de manera implícita- incluso hasta de conductas presuntamente delictivas y motivadas por intereses políticos. Ello por «atreverse» a incoar acciones contra cualificadas personas vinculadas con el gobierno. En sus declaraciones criticó a la Juez que ha procesado al hermano de Pedro Sánchez y al Presidente de la Diputación de Badajoz y secretario general del PSOE en Extremadura por presuntos delitos de corrupción diciendo que «la prisa es mala consejera». Lo que resulta patético si se tiene presente el espectáculo dado por el citado personaje político pacense para aforarse y sustraerse así a la acción de la Jueza instructora que ha dictado auto de comienzo del juicio oral contra ambos. Del fiscal general del sanchismo sobran comentarios dado lo inaudito del procesamiento de quien nada menos que encabeza la institución que tiene por función promover la acción de la Justicia en defensa de la legalidad. Pero lo que redondea la actuación estelar del triministro es su calificación de las citadas personas como «honestas y progresistas». Si se hubiera limitado a aludir a su «presunción de inocencia», no habría nada que objetar, pero es el calificativo de «progresistas» el que merece un comentario especial. Debió ser el subconsciente el que movió a ese añadido, al considerar que esa condición les acredita como personas honestas por su propia naturaleza. Y por lo mismo incompatibles con cualquier acusación de una acción delictiva: lo que acreditaría un presunto lawfare de los jueces. «Bolaños dixit».
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