Al portador

El día después de Calviño y el tren de la prosperidad

El éxito de quien esté al frente de la economía española no está asegurado y depende sobre todo de Pedro Sánchez, pero habría que evitar que España «pierda el tren de la prosperidad»

Ángel Ubide, que figura en casi todas las quinielas como uno de los posibles sucesores de Nadia Calviño en el ministerio de Economía –lo de la vicepresidencia es otro cantar–, escribía hace unas semanas en El País que «los buenos delanteros saben que no hay que estar, hay que llegar. La clave del éxito es el oportunismo del desmarque». Pedro Sánchez es bastante probable que tenga tomada la decisión de quién heredará, con todas las consecuencias, la gestión en el Gobierno de la nueva presidenta del Banco Europeo de Inversiones (BEI), pero tantea el oportunismo de anunciarlo y hacerlo efectivo. La herencia de Calviño, por otra parte, no es una perita en dulce, todo lo contrario, y puede convertirse en un regalo envenenado. El inquilino de la Moncloa necesita un perfil doble. Alguien que haga el trabajo imprescindible en Bruselas –y que hable idiomas, claro, lo que orilla a la titular de Hacienda, María Jesús Montero– y que también temple gaitas con los planes neoperonistas/comunistas de Yolanda Díaz, que ya ha vuelto a chocar con la todavía vicepresidenta primero. Nadia Calviño, en sus años de Gobierno, no puede presumir de haberle ganado muchos pulsos a la líder de Sumar, que casi siempre se ha llevado el gato al agua, aunque sí ha sido el único miembro del Gobierno que ha intentado plantarle cara y que discrepaba con ella. La última vez, la semana pasada. Calviño ha planteado una reforma del subsidio de desempleo más encaminada a que los parados busquen y aceptan empleos, a riesgo de perder la prestación, algo que Díaz rechaza de plano porque sueña con un país clientelar. El éxito de quien esté al frente de la economía española no está asegurado y depende sobre todo de Pedro Sánchez, pero habría que evitar que España «pierda el tren de la prosperidad», como advierte Lorenzo Bernaldo de Quirós, presidente de Freemarket Corporate Inteligente, en su informe recién salido del horno, titulado «no es esto, no es esto». «España –escribe– está en un punto crítico en el cual el salto cualitativo hacia una economía innovadora capaz de hacer crecer su productividad es incompatible con el modelo económico que se está perfilando». Además, calcula que se si se cumple la letra de los pactos de investidura, el gasto público rondará los 800.000 millones de euros al final de la legislatura, mientras que los ingresos apenas superarán los 700.000 millones. Es decir, 100.000 de déficit. Todo un papelón para quien suceda a Calviño que, sin duda, necesitará algo más que «la oportunidad en el desmarque», de la que hablaba Ubide.