
El trípode del domingo
Domingo de Pentecostés y mes del Sagrado Corazón de Jesús
Se lo reveló el SCJ ese día en el actual Santuario Nacional dedicado a la misma: «Reinaré en España y con más veneración que en otras muchas partes».
Hoy es el Domingo de Pentecostés, la fiesta que conmemora la efusión del Espíritu Santo que transformó a unos temerosos discípulos del Señor en unos heroicos Apóstoles que predicarán el Evangelio entregando su vida en ello muriendo como mártires de la fe. Había sido necesaria la Pasión y muerte de Jesucristo en la Cruz para que el Espíritu Santo se derramara copioso sobre ellos. Hoy también terminan los diez días del «Decenario del ES», obra que la mística Francisca Javiera del Valle, humilde costurera de Carrión de los Condes (Palencia, 1856-1930) recibiera de Él, y que merece un riguroso análisis por su relevancia. Asimismo estamos en pleno mes de Junio, un tiempo que la Iglesia dedica a promover la devoción al Sagrado Corazón de Jesús, de similar manera a como el mes de Mayo se le dedica a la Virgen María. Comenzó a difundirse esta devoción con Santa Gertrudis, una benedictina alemana de finales del siglo XIII que tuvo singulares experiencias místicas con el SCJ. En una de ellas Él le permitió recostar la cabeza en su pecho y oír los latidos de Su Corazón. Ello le impulsaría a dirigirse a san Juan Evangelista, que en la Última Cena había hecho lo propio, preguntándole si él también había oído sus latidos: y al decirle que sí, le dirá por qué no lo había escrito. La respuesta de san Juan es histórica: «porque El Señor me dijo que no lo contara, porque sería para cuando los corazones de los hombres se enfriaran y debiera caldearlos el fuego del Amor de su Sagrado Corazón». Ese tiempo llegaría en el siglo XVII con el racionalismo cartesiano y será san Juan Eudes primero, y muy en especial Santa Margarita M. de Alacocque después, quienes serían sus apóstoles a partir de entonces. Esta devoción llegaría poco después con fuerza a España de la mano del beato Bernardo de Hoyos, novicio jesuita que el 14 de mayo de 1733 recibió en Valladolid le revelación que está en la Historia como «la Gran Promesa». Se lo reveló el SCJ ese día en el actual Santuario Nacional dedicado a la misma: «Reinaré en España y con más veneración que en otras muchas partes». Será el Rey Alfonso XIII el instrumento elegido por la Providencia para esa singular vinculación con España, consagrándola solemnemente en el Cerro de los Ángeles, centro geográfico de la península, «su corazón». Fue el 30 de mayo de 1919 en una solemne ceremonia de Estado, convirtiéndose en el símbolo de la España católica. Por el odio a la fe, nada más estallar la guerra civil un piquete de milicianos fusiló el monumento y posteriormente lo dinamitó.
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