
Eleuteria
El dorado error de Zapatero
Y como siempre, las consecuencias de las decisiones nefastas del poder político las acabamos pagando todos
Entre 2004 y 2007, el Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero protagonizó una de las decisiones económicas más irresponsables de nuestra historia reciente: la venta de 7,8 millones de onzas de oro, prácticamente la mitad de las reservas totales del Reino de España. Sin necesidad de pasar por el Parlamento, y sin un debate público riguroso, el Estado español se desprendió de un activo estratégico milenario a precio de saldo.
Las justificaciones ofrecidas por Pedro Solbes, entonces ministro de Economía, fueron tan peregrinas como peligrosas: que el oro ya no era un activo estratégico y que no generaba rentabilidad. Hoy, dos décadas después, la realidad ha demostrado lo contrario en ambos frentes.
En el ámbito geoestratégico, la invasión rusa de Ucrania y la posterior congelación de reservas internacionales por parte de EE.UU. y la UE han impulsado a países como China o Rusia a aumentar sus tenencias de oro. ¿Por qué? Porque el oro, a diferencia del dólar o el euro, no es el pasivo de ningún Estado extranjero. Es un activo de valor universal, que no puede ser bloqueado ni intervenido. Es decir, que claro que sigue siendo un activo estratégico desde un punto de vista geopolítico.
En el plano financiero, el argumento de que el oro no ofrece rentabilidad se desmorona con un simple dato: el precio promedio de venta fue de 476 euros por onza, el equivalente a unos 725 euros actuales tras ajustar por inflación. Hoy, esa misma onza roza los 3.000 euros. En otras palabras, el valor del oro se ha multiplicado por más de cuatro. Hablamos de una rentabilidad real anual superior al 7%.
Como resultado de esta pésima operación, el Estado ingresó el equivalente a unos 5.600 millones de euros actuales. Si hubiera conservado esas reservas, hoy valdrían más de 23.000 millones. La diferencia, más de 17.000 millones, es el coste directo para los contribuyentes españoles de la frivolidad económica del Gobierno socialista.
Algunos advertimos en su momento del error. En 2008, publiqué, junto con otros miembros del Instituto Juan de Mariana, un informe denunciando la venta de oro como un acto de irresponsabilidad estratégica y financiera (El fracaso de las ventas de oro del Banco de España). Entonces muchos nos tacharon de alarmistas. Hoy, el tiempo ha dejado claro quién tenía razón. Y como siempre, las consecuencias de las decisiones nefastas del poder político las acabamos pagando todos.
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