«De Bellum luce»
Dos «delfines» y dos compañeros de piso
En Génova y en Sol saben que después de las elecciones del 28M lo que toca es no dar razones a la campaña de la izquierda para «calentar» su enfrentamiento.
Andan ya en el PP dando vueltas a la reacción que puede provocarles el 28M. Las lecturas menos confiadas las mueven los que participaron del «casadismo» y han resistido en un nueva etapa que Feijóo quiso que pasase a la historia del partido como la de la rectificación del revanchismo. Los más pesimistas intuyen ya movimientos agazapados en los equipos de los dos presuntos delfines de Feijóó, la madrileña Isabel Díaz Ayuso y el andaluz Juan Manuel Moreno. Temen que vuelva la etapa de celos y envidias entre los equipos de Génova y Sol si Ayuso se consagra con una mayoría absoluta que opaque los resultados del PP en el resto de plazas simbólicas, y que esa contundente mayoría hasta ensombrezca el mapa de España teñido de azul que se da por descontando en la noche electoral.
Igual que decían de Rajoy, «si llega el día elegirá a Feijóo», y luego, sin embargo, sostuvo, sin sostener del todo, a su vicepresidenta en el proceso sucesorio que desencadenó su caída del Gobierno, ahora lo mismo piensan de Feijóo con respecto a Moreno. Si en las generales no entra en Moncloa, «Feijóo estará con Moreno para que asuma el liderazgo del partido», se escucha. En un Congreso nacional, en este juego de futuribles, el andaluz tendría mucha fuerza entre las estructuras territoriales y Ayuso podría ser, sin duda, la favorita de los afiliados. Pero mientras los cenizos hacen cábalas sobre la capacidad de resistencia del «sanchismo», los que se mueven alrededor de Feijóo y de Ayuso se saben obligados por el pacto implícito entre sus dos jefes. El gallego y la madrileña van a convivir como compañeros de piso, y en Génova y en Sol saben que después de las elecciones del 28M lo que toca es no dar razones a la campaña de la izquierda para «calentar» su enfrentamiento.
Hoy el PP no perdonaría que en la política de Madrid vuelvan a enzarzarse en cuitas personales, en rivalidades de egos como las que hace dos años abrieron la peor crisis a la que se ha enfrentado el PP desde los años 90. Los dos delfines y los dos compañeros de piso están obligados a entenderse de aquí a diciembre, y el que se salga del guion lo pagará caro de puertas adentro. Por cierto, dicen que Feijóo anda ya haciendo pruebas para ver quién le acompañará en las listas de las elecciones generales. En cuanto llegue septiembre ese volcán se activará, y los «casadistas», que hoy están integrados en el trabajo de partido mejor que en la etapa en la que mandaban los suyos, no se dan por descartados ante las «buenas formas» que reconocen a esta dirección.
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