Estados Unidos

El éxito del debate de Atresmedia revela el interés por la política

La Razón
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El debate celebrado el pasado lunes en Atresmedia entre Soraya Sáenz Santamaría (PP), Pedro Sánchez (PSOE), Albert Rivera (Ciudadanos) y Pablo Iglesias (Podemos) fue un completo éxito y evidenció un hecho: la política interesa, pero siempre y cuando se den unas mínimas condiciones. Es necesario que se hable con rigor y seriedad evitando el espectáculo vacío. Cumplió todas las expectativas desde el punto de vista de la audiencia y también los contenidos tratados. En el primer aspecto basta decir que «7D: El debate decisivo» ha sido la emisión más seguida en toda la televisión española en 2015, dejando atrás un récord que, hasta ahora, tenían programas de entretenimiento o deportivos. En cifras, ha supuesto casi la mitad de la audiencia que en ese momento estaba viendo la televisión. En concreto, un 48,2%, sumando las cadenas Antena 3 y laSexta, lo que supone 9,2 millones de espectadores. Hubo momentos del debate en que se alcanzó el 55,5% de cuota de pantalla, superando los diez millones de seguidores. ¿Cómo es posible que un debate político se haya convertido en el programa más visto de la televisión? Existen varias razones. La primera es mérito de la propia cadena por el formato elegido: nada encorsetado, donde los candidatos pudieron plantear con tiempo suficiente sus propuestas o interrumpir al adversario y con una moderación bien llevada a cargo de Vicente Vallés y Ana Pastor, que obligó a que los temas fueran planteados con rigor. Hay que destacar el gran esfuerzo de Atresmedia por conseguir que el debate fuese un acontecimiento político y televisivo. Sin duda, marcará estos comicios. En un momento en que se habla del desprestigio de la política, incluso se practica una antipolítica que busca nuevas formas de representación –el viejo asamblearismo– y se pone en duda la democracia parlamentaria, esta apuesta tan decidida por un debate electoral desmiente que los temas públicos no interesan. Hay que tener en cuenta unos datos comparativos. El primer debate entre Obama y Romney en octubre de 2012 convocó a 58 millones de estadounidenses de un total de 318 millones de habitantes, lo que supone un 18%, frente al 20% de Atresmedia. En aquel cara a cara entre el candidato demócrata y el republicano, las cuatro cadenas norteamericanas más importantes consiguieron un número de espectadores similar al de las dos españolas: Fox News (10,42 millones), CBS (10,17), ABC (10,11) y NBC (9,91). Teniendo en cuenta que en las elecciones presidenciales de Estados Unidos no se alcanza el 50% de los votantes, podemos decir que la sociedad española vive un gran interés por la política y los asuntos públicos. Estamos hablando de una ciudadanía madura, con opinión propia, acostumbrada a polemizar y a valorar a los políticos cuando presentan argumentos, demuestran conocimiento de los temas que tratan, respetan al adversario y pisan con los pies en el suelo. Abstenerse los demagogos. Las redes sociales actuaron con agilidad (no en balde, 307.408 espectadores siguieron la cita a través de la web del grupo de comunicación y de la aplicación Atresplayer desde más de 160 países), lo que permitió detectar las falsedades y errores lanzados por los candidatos. «7D: El debate decisivo» demostró que el mayor antídoto para recuperar el prestigio de la política es exponer abiertamente y con claridad todas las ideas. Es la única manera de separar la paja del trigo.