Andalucía
El PP crece, pero sigue lastrado por la abstención de sus votantes
El Partido Popular continúa la paulatina recuperación de sus expectativas electorales, según la última encuesta de intención de voto elaborada por NC Report para LA RAZÓN. De celebrarse hoy las elecciones generales, el partido que preside Mariano Rajoy obtendría el 33,8 por ciento de los sufragios, lo que supone cinco puntos porcentuales más sobre los resultados de la encuesta de 2014, que –con un 28,6 por ciento de voto declarado– fue el momento más bajo de los populares. Sin embargo, y a pesar de lo positivo de la tendencia, se deja muy abierta la relación de fuerzas en el futuro Parlamento, por cuanto el sondeo también registra la estabilización en la intención de voto a favor de Ciudadanos, que se mueve desde el pasado mes de abril en torno al 11,5 por ciento, con lo que la suma de escaños de ambas formaciones –entre 165 y 167– no alcanzaría la mayoría absoluta de la Cámara, que son 176 diputados. En el otro eje político probable, la situación que pronostica la encuesta tampoco permite presumir de estabilidad a causa del estancamiento del PSOE, que no consigue superar la barrera del 25 por ciento de la intención de voto, y de la tendencia a la baja de Podemos, que se queda en el 11,2 por ciento, superado en cinco décimas por Ciudadanos. El partido de Pablo Iglesias parece que alcanzó su techo en la encuesta de febrero, cuando empató con los socialistas, pero desde entonces ha perdido doce puntos porcentuales, más significativamente entre el sector de «nuevos votantes». Viendo los malos pronósticos que el sondeo da también a Izquierda Unida, que apenas supera el 4 por ciento entre los encuestados, cualquier gobierno «de progreso», en la terminología que le gusta emplear a la izquierda española –aunque muchos de sus postulados permanezcan anclados en las postrimerías del siglo XIX– tendría que contar bien con los votos de Albert Rivera bien con los nacionalistas radicales. Es decir, frente a la confianza de muchos de los antiguos votantes del PP de que Ciudadanos apoyará la formación de un Gobierno popular, la aritmética de la Cámara resultante que auguran los sondeos y la experiencia de lo ocurrido en Andalucía convida a otra realidad más que probable. Dos son los hándicaps que lastran las posibilidades del Partido Popular y que están claramente detectados en el análisis electoral. Por un lado, la abstención declarada entre los simpatizantes populares, un 12,9 por ciento, que es la más alta de todos los partidos en liza, y, por otro, la fuga de votos a Ciudadanos, un 10,5 por ciento del electorado popular, que se concentra especialmente entre los más jóvenes. La campaña electoral, que inevitablemente ya ha comenzado, va a ser determinante para que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, renueve su mandato, por cuanto las encuestas mantienen a su más inmediato rival, el socialista Pedro Sánchez, en los mismos índices de aceptación que tenía el anterior candidato, Alfredo Pérez Rubalcaba.Tal vez, la radicalización del PSOE, plasmada en sus pactos con las fuerzas de la izquierda populista y con los nacionalistas, sea la mejor baza para el Partido Popular, siempre y cuando sus dirigentes y portavoces sean capaces de transmitir a su electorado más renuente el riesgo que supone, para el futuro del país y la recuperación de los niveles de bienestar previos a la crisis económica, no una victoria socialista, sino un Gobierno que acabará por ser rehén de los extremismos.
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