El desafío independentista

El «relato» de secesión y la verdad de los hechos

La Razón
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La prensa europea se ha hecho eco de la operación de la Guardia Civil, por orden del juez, para desmantelar el operativo del referéndum de autodeterminación suspendido por el Tribunal Constitucional. Esta misión se llevó a cabo entre banderas, gritos, insultos, himnos y vehículos del Instituto Armado destrozados con total impunidad. Carles Puigdemont dijo a continuación que «el Gobierno de la Generalitat ha sido objeto de una agresión coordinada de las fuerzas policiales del Ministerio del Interior». Algunos medios europeos transmitieron el mensaje casi literalmente. Es cierto que las protestas aportan un rico material gráfico y que hay medios de comunicación que prefieren la complicidad del manifestante a la representación del Estado, sean jueces o policías, pero en el caso de Cataluña, donde se ha ejecutado un golpe a la legalidad utilizando los resortes del propio poder político
–Parlament y Govern–, hubiese merecido la pena saber de qué tipo de protesta se trataba. Ni «Madrid arresta a ministros catalanes», ni «Madrid castiga a Catalunya». Estamos ante un golpe de Estado con la suavidad de la posmodernidad y una cosa es el «relato» que se quiera construir –la película– y otra es la verdad de los hechos, que es en lo que se basa el derecho. Y los hechos son que el Estado ha actuado aplicando la ley con proporcionalidad para frenar un golpe, que es lo que harían en Francia, Alemania o Italia.