Siria

Siria: Primero los islamistas, luego ya se verá

La Razón
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El acuerdo de alto el fuego en Siria, al que han llegado Rusia y Estados Unidos en nombre de sus patrocinados, tiene, si se cumple, un doble objetivo: permite estabilizar los distintos frentes de batalla entre las tropas del régimen, los rebeldes moderados y los kurdos y permite concentrar todos los esfuerzos en la batalla contra los islamistas, que, forzosamente, se tendrá que librar de manera simultánea en territorio sirio e iraquí. A primera vista, hay dos claros ganadores en este asunto: Bachar al Asad, que mantiene en su poder un tercio del país, pero en el que vive el 60 por ciento de la población, y el presidente Tayyip Erdogan, que ve cómo se paraliza la ofensiva kurda en su frontera. Los perdedores, sin embargo, no están tan claros. A la oposición moderada siria se la obliga a retirarse de una carretera estratégica de Alepo, con lo que Damasco puede dedicarse a reforzar la parte del enclave que controla con vistas a una reanudación de las hostilidades, pero, asimismo, puede abastecer a la zona bajo su dominio y recuperar fuerzas. En cualquier caso, nada definitivo puede darse por resuelto, aunque sí significa un alivio para la población civil. Hay demasiados actores en el conflicto sirio, con intereses cruzados, que hacen casi imposible llegar a un entendimiento a medio plazo.