Gobierno de España

Un Gobierno consciente de las urgencias y los deberes de España

La Razón
La RazónLa Razón

España se pone de nuevo en marcha tras diez meses de un bloqueo político que si no ha traído muy malas consecuencias para el devenir de la nación ha sido gracias a la previsión del anterior Gobierno, que adelantó la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado de 2016 –una decisión inteligente que, sin embargo, fue muy criticada por toda la oposición en su día–, que permitió mantener las principales líneas de la estrategia de crecimiento económico. Pero el tiempo ganado no podía ser infinito y la situación española comenzaba a dar muestras de parálisis, con riesgo cierto de estancamiento. Era, pues, urgente que un nuevo Gobierno en plenas facultades comenzara a trabajar y esta convicción, la de que hay que ponerse manos a la obra sin más dilaciones, es la que consiguió trasladar en su estreno el nuevo portavoz gubernamental y ministro de Educación, Íñigo Méndez de Vigo. En efecto, ni siquiera habían tomado posesión de sus departamentos los nuevos titulares cuando ya estaban sobre la mesa del Consejo de Ministros las primeras líneas de actuación del Ejecutivo, que coinciden necesariamente con el doble objetivo marcado por Mariano Rajoy de mantener el crecimiento económico y abordar, desde el pacto con la oposición, las reformas que más urgen a España. Pero si no eran de esperar grandes sorpresas en cuanto a las prioridades, que ya han sido objeto de conversaciones y acuerdos con Ciudadanos, sí conviene destacar que el anuncio de una próxima convocatoria del Pacto de Toledo y la reanudación del diálogo social con la patronal y los sindicatos están directamente relacionados con el proceso de elaboración de los Presupuestos y la aprobación del techo de gasto. Es decir, que el compromiso de diálogo y negociación permanente asumido por Mariano Rajoy será un hecho desde las primeras acciones del Gobierno. Falta que la oposición socialista, a la que hay que disculpar la sobreactuación con la que ha recibido la composición del nuevo gabinete en razón de sus problemas internos, esté también dispuesta a hacer su parte, al menos, en las cuestiones que más interesan a los ciudadanos. Mantener el bloqueo político por otra vía, la parlamentaria, impidiendo la aprobación de los PGE sólo conduciría a la inestabilidad y a un inevitable adelanto de elecciones. Además, cuando la oferta de negociación sobre la mesa no se limita a la cuestión presupuestaria, lo que denotaría simple tacticismo político, sino que incluye, y con urgencia, el nuevo modelo de financiación autonómica y la reforma educativa. Para abordar esta última, Méndez de Vigo ya ha anunciado la puesta en marcha de una subcomisión «ad hoc» en el Congreso, en línea con lo que pedían el Partido Socialista y Ciudadanos, que será de las primeras en comenzar su trabajo. España tiene una buena oportunidad para seguir creciendo y debe aprovecharla con la mayor colaboración posible entre las fuerzas políticas, lo que no significa, ni mucho menos, que la oposición tenga que renunciar a su papel. El nuevo Gobierno es muy consciente de que está en minoría parlamentaria y va a actuar en consecuencia. Pero, en cualquier caso, ya es un avance la mera existencia de un Ejecutivo que pueda proponer y tomar decisiones más allá de la gestión del día a día. La prueba es que ayer mismo se confirmó que Mariano Rajoy asistirá a la cumbre restringida en la que se despedirá al presidente de Estados Unidos, Barack Obama, junto con sus colegas de Alemania, Gran Bretaña, Francia e Italia.