Presidencia del Gobierno
Una presidenta para una legislatura de pactos
La elección de Ana Pastor como presidenta de las Cortes con los votos del Partido Popular y Ciudadanos no es una decisión técnica en cumplimiento de un trámite parlamentario, sino un gesto político de gran relevancia. Con él, Rajoy mostró sus credenciales para un nuevo mandato en La Moncloa. El futuro Gobierno pierde uno de sus puntales, pero la legislatura que se abre gana una pieza necesaria para dirigir y arbitrar una situación en la que el futuro Ejecutivo no contará con una mayoría holgada y dependerá de los pactos puntuales con la oposición. Están en juego, además, temas de calado que afectarán a la marcha de la recuperación económica y a la organización territorial. El perfil de Pastor se ajusta a lo que necesita España en estos momentos: alguien con capacidad de gestión y trabajo, eficaz, con discreción y abierta. Lo dijo en su primer discurso: hoy más que nunca es necesario diálogo y consenso y aseguró que lo encontrarán en la Mesa que ella encabeza. Es el modelo de servidora pública que está en política para resolver problemas y no para crearlos. Su elección, por lo tanto, evidencia que la vida política española de los próximos años pasará por el Parlamento. No será fácil gestionar una situación en la que es necesario sumar y no restar y donde las estrategias políticas son, en algunos casos, antagónicas.
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