Cuartel emocional

España hecha jirones

España no se va al garete, España y los españoles somos más fuertes que las infamias que estamos viviendo

Este artículo va dedicado a mi amiga C.E., quien estando en Italia hace unas semanas, se fijó en este resto de bandera española y me sugirió que podría ser una ilustración perfecta y tema a desarrollar para esta columna de los domingos. Y aquí estamos, con esta España nuestra hecha jirones, igual que este despojo de bandera, azotada por los fuertes vientos que soplan despiadadamente en la larguísima playa de la ciudad de Viareggio, con kioskos, tumbonas y sombrillas, duchas y cafeterías en sus orillas, con bellos edificios estilo Art-Noveau, un destino buscado a la hora de disfrutar de sol, playa, comida de mar y vida nocturna en la zona costera de la Toscana, muy cerca de Florencia. Allí tristemente ondeaba aquel andrajo, aquel resto de pabellón nuestro como presagio de lo que tristemente nos esperaba veinte días después de nuestro regreso. Pero España no se va al garete, España y los españoles somos más fuertes que las infamias que estamos viviendo protagonizadas por personajillos ínfimos, seres insignificantes que pasarán a las historia como pasó Judas, aquel traidor que vendió al mismísimo Dios por unas pocas monedas mediante un beso, ese beso lleno de babas envenenadas que nos está dando el felón prometiendo concordia y buena convivencia entre nuestros pueblos.

Pero no sólo él es despreciable. Miserable es también el que tira la piedra y esconde la mano. Desdeñable es el cobarde Page incapaz de rebelarse contra el amo y truncar una investidura que nos hará daño a todos, que dejará al país como la enseña que hoy ilustran estas palabras, estas frases hiladas escritas desde el dolor, la tristeza y también desde la preocupación, porque donde se dice convivencia y concordia hay que leer enfrentamiento, hay que adivinar nuevamente el mito de las dos Españas que tanta discordia, traición y muerte causó a nuestra tierra a mediados del siglo pasado con una guerra que hoy no se repetirá por fortuna, pero que nos traerá pobreza, nos retrasará en la evolución a la que ya estábamos enganchados desde el 78 y que destruirá lo que políticos sólidos supieron hacer para ponernos en un sitio próspero después de estar tantos años proscritos por el resto del mundo. Sí, porque volvemos a una dictadura severa en la que los mandatarios –que serán los independentistas catalanes y los filoterroristas vascos-, decidirán nuestro futuro desde sus despachos y no en las Cortes Generales, que es lo que se hace en un país democrático. En el régimen de Maduro se tortura a los opositores, esperemos que aquí no ocurra lo mismo, pero ocurrió en los años de posguerra donde los que hoy son herederos de aquella izquierda asesina, mataban despiadadamente yendo casa por casa a los barrios de “gente acomodada” para dar “el paseo” a los miembros de familias enteras, haciendo desaparecer cadáveres o torturando en las siniestras checas a quienes eran contrarios al régimen que querían imponer. Como el bolivarianismo que hoy maneja Venezuela, inspirador del gobierno que viene. Hasta donde podamos habrá que beber buen champán en todas las ocasiones, tanto si estamos contentos para celebrarlo, como si no lo estamos para proporcionarnos felicidad. Así lo hacía Coco Chanel, que lo bebía en dos ocasiones: una cuando estaba enamorada y otra, cuando no lo estaba. Así me lo recordó mi sabio y leal amigo el Profesor Serafín Quero, hombre de amplísima cultura en muchas y muy variadas disciplinas. Sobra decir que jamás cava, claro, por razones de salud gástrica y de higiene mental.

CODA. La Madame Bovary que vino de México sigue dando que hablar por su presunto romance con el heredero de la Corona danesa. Para mí que ha sido flor de un día, pero engordar la bola de nieve da buenos rendimientos a vendedores del gossip.