V de viernes
Fiasco del coche autónomo
Los actuales robotaxis no acaban de convencer a autoridades y usuarios allí donde, como en San Francisco, llevan ya tiempo funcionando
No cabe duda de que los coches-robot se van a imponer en nuestras carreteras y que, para el 2030, la inmensa mayoría de las máquinas que circularán por ellas serán autónomas en diferente gradación. Las habrá cien por cien robotizadas, aunque también auto-híbridos como los que funcionan ya de hecho en algunos países. Es decir, el automóvil dirige por si mismo pero es necesario un humano al volante para corregir errores o situaciones embarazosas. Errores que no son infrecuentes.
Los autónomos de Google, por ejemplo, desconectaron el piloto automático en 341 ocasiones en un año y tuvieron 272 fallos que obligaron a intervenir al conductor en 13 ocasiones. Se detectaron problemas en las comunicaciones, lecturas raras de algún sensor o problemas de frenos y dirección. En las ocasiones en que intervino el chófer parece que se evitó un choque seguro. Pero no es solo el caso de Google. Nissan desconectó en 405 casos, los Drive-Pilot de Mercedes en 1051 situaciones y los Volksvangen en otras mil. Tesla, pese a no reportar este tipo de incidencias, es conocido que tiene no pocos problemas con su Auto-Pilot, habiéndose detectado acelerones repentinos o frenazos fantasma, con incidentes, salidas de calzada y fuga de datos personales, lo que preocupa porque vulnera la normativa europea sobre privacidad.
Los casos más llamativos y graves de “despiste robótico” se vienen produciendo en San Francisco, ciudad donde Waymo, una empresa de Google, tiene una auténtica flota de 100 por cien “autónomos” en activo, que infelizmente no están libres de fiascos. Hace poco tiempo, uno de esos vehículos atropelló y mató a un perro, y la DGT estadounidense está investigando otros dos atropellos en los que se vieron implicados vehículos Cruise en una misma noche, el pasado mes de agosto. En ocasiones se trata de momentos ridículos, como cuando uno de los robotaxis se quedó atrapado en una carretera recién asfaltada. En la famosa ciudad californiana ha surgido un foco de contestación ciudadana contra este tipo de “autonos”, como consecuencia de su vulnerabilidad y repetidas pifias. Hay que tener en cuenta que para que un robotaxi funcione bien es fundamental la conectividad. Si el 5G o el GPS yerra, el problema está asegurado. También la denominada “smart-niebla”, es decir, la nube de datos que ha de procesar el algoritmo de la máquina sobre el entorno.
Otro problema, no menor, es el medioambiental. Tales máquinas recopilan tal cantidad de datos que se producen auténticos problemas de almacenamiento. La gestión de esos datos provoca emisiones de carbono comparables a las expulsadas por todos los centros de datos del mundo en estos momentos.
Pero la realidad es que los autónomos ya están aquí. Aún no exentos de problemas, acabarán imponiéndose en las carreteras. Tiempo al tiempo.
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