Al portador
Desde Francia, dos fantasmas recorren la vieja Europa
Ahora, Le Pen y los suyos, por errores repetidos de sus adversarios, están a punto de gobernar, aunque hay posibilidades de que no logren una mayoría absoluta, que conduzca a un bloqueo político
Michel Onfray, el filósofo francés más popular, mediático y también detestado, cree que Marine Le Pen, si gobierna, se moderará. «No temo nada de lo que vendrá de ella», acaba de decir el pensador que, en su día, se definía como «socialista libertario, pero no liberal» y al que Macron desprecia. Veremos. «Un fantasma recorre Europa, el fantasma de la extrema derecha», escribía la víspera de las elecciones galas Martin Sandbau en el Financial Times. Una vez celebrada la primera vuelta, con victoria provisional de Le Pen y segundo puesto para la extrema izquierda neocomunista de Mélenchon, los fantasmas son dos. «Un fantasma recorre Europa, el fantasma del comunismo», comenzaba el Manifiesto Comunista de Marx (1818-1883) y Engels (1820-1895), prologado –no consta que leído– por cierto en una edición española reciente por Yolanda Díaz. El veredicto de las urnas, aunque esperado, hizo temblar a Europa justo cuando España vencía 4-1 a Georgia y daba una alegría a la afición. Macron, al adelantar de forma alocada los comicios, no solo cometió un error garrafal –comparable al referéndum del Brexit de Cameron–, sino que ha puesto en marcha un proceso tan peligroso como diabólico.
La extrema derecha de Le Pen es un peligro, como también la extrema izquierda de Mélenchon que sueña, tras la segunda vuelta, gracias a votos centristas, gobernar con un programa más radical que nunca con enormes subidas de impuestos y gasto público desaforado. Desde hace casi medio siglo, cuando Mitterrand impulsó la extrema derecha del padre de Marine Le Pen, las segundas vueltas han permitido que en Francia gobierne el centro izquierda o centro derecha. El sistema electoral galo, de distrito uninominal, a dos vueltas, también ha impedido hasta ahora la eclosión de la extrema derecha. Con un sistema como el español, proporcional corregido, hace años que hubieran sido determinantes en la política. Ahora, Le Pen y los suyos, por errores repetidos de sus adversarios, están a punto de gobernar, aunque hay posibilidades de que no logren una mayoría absoluta, que conduzca a un bloqueo político. Parece el menor de los males, y así lo interpretaron, con subidas, las bolsas en una vieja Europa asustada, es así, no solo por uno, sino por dos fantasmas extremos, de derechas y izquierdas, que confirmarían la fase «terminal de la civilización judeocristiana europea», como también profetiza desde hace tiempo el filósofo que ahora no teme a Le Pen, Onfray. Sin embargo, nunca es tarde para evitar la catástrofe.
✕
Accede a tu cuenta para comentar