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Y volvieron cantando

Funerales, ausencias y desencuentros

El colmo de las justificaciones ha sido la versión en los entornos del gobierno vendiéndonos la ausencia de Sánchez para así ensalzar dando mayor relieve a la figura del rey Felipe VI.

Durante las horas previas al funeral del papa Francisco que hoy da cita en Roma a decenas de jefes de estado y de gobierno entre otras muchas personalidades y gentes de a pie hemos escuchado versiones de todo tipo a propósito de la ausencia del presidente del gobierno en un acto en el que, dada la relevancia histórica nunca faltó la presencia de ninguno de sus antecesores –la última Rodríguez Zapatero hombro con hombro junto a Rajoy por entonces jefe de la oposición en el funeral de Juan Pablo II– pero el rizo de los rizos en el colmo de las justificaciones ha sido la versión en los entornos del gobierno vendiéndonos la ausencia de Sánchez para así ensalzar dando mayor relieve a la figura del rey Felipe VI. Todo un dechado de desconocimiento de entrada teniendo en cuenta que la figura del monarca en primera fila del funeral junto al resto de reyes invitados ni se iba a ensombrecer, ni brillaría más por el hecho de que Sánchez estuviera presente, dicho sea de paso, en la tercera o cuarta fila, que es donde se ubican los jefes de gobiernos tras los jefes de estado y los reyes por delante.

Pero anecdóticas cuitas protocolarias al margen, lo que subyace en este episodio del funeral de Francisco es algo tan innegable como la sucesión de desencuentros entre el actual presidente del ejecutivo y el jefe del estado, cada día menos disimulados y más evidentes según se suceden actos institucionales de todo tipo. La ausencia de Sánchez en la entrega del premio Cervantes presidida por el rey esta misma semana también se suma a un amplio elenco de desencuentros que tuvo dos momentos especialmente definitorios en los últimos tiempos, uno, la utilización cuando no el desprecio a la figura del rey justo hace un año con la «espantada reflexiva» de un presidente «profundamente enamorado» y el otro, tras la tragedia de la Dana con la frustrada visita de Sánchez poniendo tierra de por medio frente a la crispación popular en contraste con la decisión del monarca de permanecer en la zona caliente frente a las amenazas de escrache y acudir posteriormente recibiendo manifiestas muestras de cariño. El tono no es el mejor y prueba de ello son fotos como la facilitada tras la última reunión del consejo de seguridad nacional. Las caras lo decían todo.