V de Viernes
Hacen falta 27 nuevos embalses
Los 2.500 millones presupuestados para derribar presas y azudes se podrían haber destinado al encauzamiento de ríos, arroyos y barrancos
Ante la tragedia de pérdidas humanas, cualquier otro factor resulta menor. Pero el desastre por la riada de Valencia es enorme no sólo en daños materiales de viviendas, enseres, vehículos y maquinaria, sino en la agricultura y el ecosistema. La Albufera contaminada y sus arrozales inservibles son la manifestación más aparente, pero no los únicos. Los agricultores estiman en más de 70 mil las hectáreas inundadas y el colectivo de regantes considera que apenas el diez por ciento de sus infraestructuras de canales tiene las conducciones y balsas aseguradas de daños. Se han perdido cosechas enteras de huerta, viñedos, caquis, cítricos, el arbolado tardará no menos de cinco años en ponerse en producción, y se han destruido instalaciones eléctricas y la mayoría de las acequias. Así lo ha puesto de manifiesto la Federación Nacional de Comunidades de Regantes (Fenacore), entidad sin ánimo de lucro que agrupa a 700 mil agricultores, dos millones de hectáreas y dos millones de usuarios, en el campo y la industria. Esta Asociación, que no quiso pronunciarse hasta ahora sobre lo sucedido para no interferir en la reconstrucción, pone el acento en tres cuestiones fundamentales, para evitar otra tragedia: en primer lugar, construir las 27 presas aprobadas en los planes hidrológicos aún pendientes de ejecución. Por otra parte, mantener limpios los cauces de ríos y barrancos, eliminando obstrucciones, sedimentos acumulados y una vegetación excesiva que aumenta el riesgo de desbordamientos. Finalmente, pide al Gobierno que no deje la planificación hidrológica en manos de políticos clasificados dentro del ecologismo radical, responsables en buena medida de una situación en la que han prevalecido las corrientes de ideología extrema frente al criterio de especialistas, técnicos e ingenieros versados en planeamiento hidráulico. De no haber sido así, se podrían haber destinado los 2.500 millones presupuestados para derribar presas y azudes, dentro de la denominada Estrategia Nacional de Restauración de Ríos, a los planes hidrográficos para el encauzamiento arroyos y barrancos, con objeto de prevenir inundaciones o proteger infraestructuras.
Considera Fenacore que hasta la fecha se han ejecutado sólo tres de cada diez euros de la inversión prevista en los anteriores planes hidrológicos, por lo que un 29,2% de infraestructuras hidráulicas de interés general no se han construido, pese a haberse aprobado en los diferentes planes de cuenca, con un agujero en la inversión en obras de regulación que asciende a 3.000 millones. Por eso los agricultores urgen a construir las 27 presas aprobadas en los anteriores planes hidrológicos y que han sido papel mojado con la Administración socialista liderada por Teresa Ribera. Tales actuaciones habrían servido para mitigar las consecuencias de la riada.
En cuanto a las ayudas, el Gobierno no para de hacer públicos planes, pero en el ámbito agrícola van aún más retrasadas. Quienes lo perdieron todo y no tienen recursos para pagar no piden créditos con intereses sino dinero a fondo perdido.
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