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Los puntos sobre las íes

Iglesias, eres aún más golfo de lo que pensábamos

Iglesias y Montero no aprenden. Continúan despreciando a sus compatriotas

Cuando el equipo de investigación de Okdiario me contó que Pablo Iglesias e Irene Montero se habían comprado un chaletazo en Galapagar de 350 metros cuadrados, piscinaco y casa para invitados no me lo podía creer. Abonaron oficialmente 720.000 euros por un inmueble cuyo precio de mercado superaba holgadamente en aquel entonces, 2018, los 1,2 millones. Que es un delincuente lo tenía meridianamente claro pero no pensaba que fuera tan lerdo como para quebrar de manera tan cantosa (y lujosa) su promesa de «seguir viviendo toda la vida» en la VPO de Vallecas que su madre le había cedido irregularmente. Aunque teníamos las mejores fuentes del mundo, tardé 72 horas en publicar la exclusiva porque continuaba antojándoseme un imposible físico y metafísico. Hasta que una tarde en la que yo me encontraba en la plaza de toros de Las Ventas, uno de mis lugartenientes me envió un whatsapp con el siguiente mensaje: «Nuestros informantes dicen que o damos ya la noticia o se la pasan a otro medio». Esa misma noche situé mi pulgar en dirección al cielo y exclamé: «¡Adelante!». Continuaba sin tenerlas todas conmigo pero colegí lo obvio, que si todos los míos coincidían en que iba a misa, no iba a ser yo quien tuviera razón. Cuando al mediodía certifiqué que ni Iglesias ni Montero, tampoco sus siervos de Podemos, negaban la mayor era porque habíamos dado plenamente en el clavo. Aquello fue el principio del fin de este par de pijos. Nada volvería a ser igual. Los 71 escaños que se habían metido en la butxaca –y nunca mejor dicho– en las generales de 2016 se diluirían en las siguientes de 2019 y no digamos ya en las de 2023. Ahora cuentan con cinco. No es factible engañar a todos todo el tiempo. Cinco millones de incautos españoles otorgaron el voto al dúo de marras porque se jactaban de ser gente corriente que había llegado a la cúspide de la política para cambiar el statu quo y luego resultó que habían venido a forrarse el lomo a modo y manera. Primero vía Venezuela e Irán, más tarde con cargo a los Presupuestos Generales. Lo que más castigan los ciudadanos es la corrupción, seguida a muy corta distancia por la incoherencia. En ambos casos se les pone cara de gilipollas al haber confiado en quien no debieron confiar, en resumidas cuentas, por haber quedado como unos vulgares pardillos. Iglesias y Montero no aprenden. Continúan despreciando a sus compatriotas. Se les ha llenado la boca de loas a la Educación pública y de pullas a la privada y, por supuesto, la concertada, su gran enemigo a batir. Pero, para su desgracia, siempre han tenido y tendrán a un puñado de periodistas libres dispuestos a cantar y contar sus corruptelas, sus tics totalitarios, sus mentiras, sus raptos de salvaje machismo y sus repugnantes contradicciones. Esta vez fue uno de La Razón y otra de Okdiario los que desvelaron que la pareja lleva a sus hijos a un prohibitivo colegio privado de Las Rozas. Pagan 500 euros mensuales más extras por cada uno de los niños, un potosí teniendo en cuenta que tienen tres. Éste es el mismito Pablo Iglesias que hace no tanto proponía abolir la enseñanza privada por ser «un mecanismo de segregación social, donde las familias con más recursos se separan del resto». Sobran mayores comentarios salvo el de que el uno y la otra, sobre todo, el uno, han resultado ser más golfos de lo que suponíamos. Y unos forretis clasistas. Para terminar una inocente pregunta. Pablete: ¿cómo abonáis la factura del cole, en cash o por transferencia?