Sin Perdón

La irresponsabilidad de Montero y Pam

«Con la pintoresca teoría de que todo se resuelve en las urnas se cometen auténticos despropósitos»

Es habitual situar el origen de la democracia en Atenas, aunque muchos de los que utilizan este concepto no han leído un libro sobre la antigua Grecia. Se han limitado a acudir a Wikipedia. En el caso de algunos políticos, el nivel es descorazonador y su capacidad de profundizar en un tema se limita a un informe ministerial que se resuma en una página. Esto explica el desastre de la ley de solo sí es sí y el empecinamiento de Podemos en mantener la chapuza. Los atenienses establecieron la acción en ilegalidad. La famosa «grafé paranomon» comportaba que el autor de un decreto o una ley mantenía su responsabilidad durante un año. Esto significaba que podía ser procesado si tenía consecuencias funestas o era ilegal. Es una lástima que el moderno constitucionalismo no haya aprovechado estas y otras instituciones jurídicas clásicas, porque muchos políticos actuarían con menos alegría e irresponsabilidad. Con la pintoresca teoría de que todo se resuelve en las urnas se cometen auténticos despropósitos. Por supuesto, tenemos los tribunales e incluso la marioneta del Constitucional, pero muchas decisiones funestas e incluso ilegales, para eso está el intérprete de nuestra Constitución, son justificadas en base de las mayorías parlamentarias y el criterio de oportunidad política.

Este proceso público contra la ilegalidad se sustanciaba, en caso de prosperar, con la anulación del decreto, así como una multa y la pérdida parcial de derechos civiles para el responsable. Las consecuencias no eran muy gravosas para él, pero sufría el descrédito. Era una democracia directa y participativa para sus ciudadanos. La «grafé paranomon» podía ser emprendida por cualquiera de ellos. Belarra, Montero, Pam y Rosell hubieran perdido sus cargos por culpa de la ley del solo sí es sí. La diferencia es que en España no pasa nada. Los tribunales no pueden controlar la actividad política y los incumplimientos, el ritmo de trabajo del Constitucional es previo a que Watt inventara la máquina de vapor y las comisiones de investigación y el control en el Parlamento son solo contra la oposición. En estos aspectos, Atenas tenía la suerte de no ser una partitocracia, pero era, también, una democracia imperfecta en otros aspectos, aunque la hayamos idealizado.

Francisco Marhuendaes catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE)