Y volvieron cantando
La leal Isabel
Sabe que su hora llegará, pero nunca a partir de tierra quemada
Isabel Díaz Ayuso ha pasado en tan solo cuatro años de joven promesa del Partido Popular, concurriendo a unas elecciones de 2019 en las que todos los pronósticos la situaban como jefa de la oposición, a encarnar uno de los grandes perfiles de la derecha española y europea tras haber cogido en aquellos comicios la estela que le brindó una suma con VOX y Ciudadanos que supo transformar desde la gestión y el anti sanchismo en inapelable mayoría absoluta. La presidenta madrileña tuvo que lidiar en su más complicado momento, no con adversarios ideológicos, sino con la amargura de contemplar como su en otro tiempo amigo del alma Pablo Casado, líder nacional del PP, se suicidaba políticamente, no solo despreciando la energía de la joven lideresa que tanto le habría ayudado a llegar a la Moncloa, sino entrando en una dinámica de golpes bajos en lo más personal y familiar que probablemente removió en su tumba al mismísimo fundador Manuel Fraga.
La amarga victoria de Núñez Feijóo el «23-J» hizo que, desde esa misma noche muchas miradas basculasen hacia la puerta del sol, pero Díaz Ayuso donde se encontraba era en el balcón de la calle Génova, apoyando con su presencia al presidente nacional en un momento especialmente duro y sobre todo frustrante para un Núñez Feijóo al que el voto oculto socialista –bien alimentado desde algunas tribunas y terminales– jugó una muy mala pasada. No habían transcurrido más que unas pocas horas cuando la presidenta mostraba públicamente todo su apoyo y lealtad hacia su jefe de filas, demostrando que lo de la guerra con Casado no era tanto afán de comerle terreno como un instintivo y lógico reflejo de defensa propia. El Partido Popular volverá a comprobar a nivel nacional lo que muchas veces sufrió en el ámbito autonómico como fue ver incontables parlamentos llenos de «mayorías suficientes» en la oposición, por eso ahora es más necesaria que nunca la estrategia coordinada entre barones, Génova y grupos parlamentarios. Ayuso sabe que cualquier atisbo de duda sobre el liderazgo de Feijóo sería ahora mortal para su partido, sabe también que su condición de prima donna de la derecha no se contradice con un actual liderazgo nacional del PP que demostrara en Congreso y Senado no haber dicho la última palabra…y sabe que su hora llegará, pero nunca a partir de tierra quemada.
✕
Accede a tu cuenta para comentar