Parresía
Legislatura con pinzas
Visto lo visto en el Hemiciclo, ¿qué legislatura nos espera? Sin leyes, sin avances. ¿Qué sentido tiene un Gobierno progresista... que no progresa?
Imaginemos la soledad del corredor de fondo al que no le responden las piernas, o la pájara del ciclista que se queda sin energía súbitamente, o la inseguridad del funambulista que camina sobre el alambre y ve, a un lado, a sus socios alejarse mientras, al otro, le dan la espalda los de siempre, desde la oposición. Estas podrían ser las sensaciones de Pedro Sánchez y de los suyos en estos momentos, porque no le salen las cuentas en el Congreso.
Lo de las últimas horas ha sido escandaloso: el martes, el PSOE no pudo sacar adelante su Ley contra el Proxenitismo y, apenas 48 horas después, ha tenido retirar, antes de ser votada, la Ley del Suelo, aprobada previamente en Consejo de Ministros junto a Sumar. Y no solo eso: tampoco ha sido capaz el PSOE de frenar dos iniciativas del Partido Popular: una, para recuperar la posición histórica de España sobre el Sáhara, y otra para exigir de nuevo al Gobierno que rebaje el IVA de los alimentos. El PP ha ganado las dos votaciones gracias al apoyo de los socios habituales de Sánchez. ¡El mundo al revés! De todos modos, los líderes socialistas han respondido, una vez más, con el mismo argumentario: el PP y solo el PP tiene la culpa de que no prosperen sus leyes. Sobre Sumar no se pronuncian.
Visto lo visto en el Hemiciclo, ¿qué legislatura nos espera? Sin leyes, sin avances. ¿Qué sentido tiene un Gobierno progresista... que no progresa? Digo yo que la proximidad de las elecciones europeas tiene que ver con el distanciamiento creciente de Sumar, intentado marcar perfil ante unos comicios que no prometen favorecer a los de Yolanda Díaz. La vicepresidenta segunda, imagino que muy mal asesorada o por puro desconocimiento, ha usado –en un intento de conectar con sus votantes– un eslogan que suele emplear Hamás, pidiendo la desaparición de Israel, para felicitarse del reconocimiento español al Estado Palestino, sin reparar en sus consecuencias inmediatas. «Desde el río al mar», vicepresidenta, no incita precisamente a calmar las aguas ya demasiado revueltas con Israel, que nos ha llamado a consultas.
Soportamos conflictos diplomáticos por encima de nuestras posibilidades, tampoco olvidemos la retirada de nuestra embajadora en Argentina después de que Javier Milei llamara «corrupta» a Begoña Gómez. Milei sigue con su «show», exprimiendo al máximo el encontronazo con Pedro Sánchez, porque el asunto aumenta su popularidad en Argentina y le lleva, incluso, a ser portada en TIME. Será interesante comprobar dentro de unos días, en la próxima cita europea con las urnas, si a nuestro presidente le ha favorecido la crisis diplomática con Argentina. Si atendemos al último barómetro del CIS está claro que sí, pero claro, ¿de quién depende el CIS?
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