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El liberalismo de Popper, aplicado por Pablo Iglesias
El jefe de Irene Montero e Ione Belarra aguantará hasta el último segundo para tomar la decisión si, al final, habrá una lista única Sumar-Podemos o cada uno concurre por su lado
Karl R. Popper (1902-1994), el autor de «La sociedad abierta y sus enemigos» siempre defendió que «el futuro depende de nosotros mismos». Es la síntesis del pensamiento liberal, que ahora acumula como nunca enemigos que llegan tanto de la izquierda como de la derecha, sin olvidar algunos que también proceden del centro. Gary Gerstle, historiador americano y catedrático de Cambridge lo detalla en su reciente «Auge y caída del orden neoliberal» libro de éxito –en España lo publicará Planeta– aplaudido por los que detestan la sociedad abierta y sueñan con un estatalismo paternal.
Pablo Iglesias, en este caso no hay duda, conoce la obra de Popper y, por supuesto, critica los planteamientos de uno de los grandes pensadores del siglo XX. El líder –porque todavía lo es– de Unidas Podemos sin embargo, sobre todo tras la presentación en sociedad de Sumar, el proyecto de Yolanda Díaz, trabaja para aplicar la máxima popperiana y que el futuro dependa de él mismo y de sus fieles. El jefe de Irene Montero e Ione Belarra aguantará hasta el último segundo para tomar la decisión si, al final, habrá una lista única Sumar-Podemos o cada uno concurre por su lado a las elecciones. Habrá un primer ensayo en las autonómicas y municipales, pero la prueba de fuego serán las generales, en teoría de finales de año.
Iglesias, al margen de otros asuntos, es por encima de todo un animal político, con sus aciertos y sus errores, pero también con instinto y con filias y fobias notables y notorias. Yolanda Díaz le ha salido no solo rana, sino que también es una rival con la que, sin embargo, quizá no tenga más remedio que aliarse. Además, el líder morado, tiene cuentas pendientes con Pedro Sánchez, lo que no impide que, si se dan las condiciones, vuelva a darle su apoyo para que siga en La Moncloa, algo que ahora no parece imposible, ni mucho menos y en el PP de Feijóo se supone que lo saben. Iglesias no enseñará sus cartas hasta el final, pero quienes mejor le conocen apuestan por un acuerdo con Yolanda Díaz a cambio de unos 15 diputados de obediencia al exvicepresidente. Parecen pocos, pero serían el número suficiente para que Sánchez sea reelegido presidente y también para que en la próxima legislatura dependa de Iglesias, porque sería él quien tendría la llave para completar las mayorías. No es tan descabellado porque además, Sumar necesita a Podemos para concentrar votos. Y es que Iglesias ahora, además de ganar dinero, trabaja para que el futuro dependa de él, aunque eso sea lo que defendía el liberal Popper.
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