Mirando la calle

Los médicos se van

O los escuchamos y atendemos sus cuitas, o cada vez habrá menos médicos reivindicando derechos…, pero también, curándonos

En estos días informativamente copados por Ábalos, Koldo, Cerdán o las mujeres a las que, con tanto «cariño», mencionaban en sus whatsapps, los médicos, esos hombres y mujeres capaces de curarnos un temblor o de devolvernos la vida tras un terremoto, tratan sin suerte de que les prestemos atención y comprendamos sus quejas. La semana pasada hicieron una huelga, pero… ¿se enteraron ustedes? Y si lo hicieron ¿se interesaron por sus demandas? Yo que soy de poco SAC (Síndrome de adoración a las celebridades) y de mucho SAEM (síndrome de alta estima a los médicos -este síndrome me lo he inventado-), reconozco mi profunda admiración por los galenos. Y eso que sé que no siempre son simpáticos, ni cariñosos ni gozan del mejor humor… Es decir, no son perfectos. Que no siéndolo sean capaces de sobrellevar la responsabilidad inmensa de ocuparse de nuestros dolores y pesares, aumenta mi devoción. Pero, ¿saben cómo les pagamos? A los de hospital, áreas rurales o a los residentes MIR de cuarto año, con guardias interminables, por cuyas horas (muchas veces 24) cobran 16 euros brutos. La ministra propone que no trabajen más de 17 horas por guardia, pero entre las bajas de personal, las vacaciones y que hay mucha escasez de profesionales, es casi imposible. Por eso y porque saben que, en cuanto acaben, su salario andará entre 1100 y 1300 euros brutos y que para alcanzar uno más digno deberán hacer guardias hasta la extenuación y sumar pluses y trienios, deciden irse. Ya no les limitan los idiomas ni temen vivir en otro país, así que, como encima doña Mónica pretende que los jefes de servicio no puedan compatibilizar su trabajo en la pública y en la privada, por si alguno incumple sus obligaciones, prefieren marcharse a encontrarse, pasado el tiempo, como algunos médicos de familia, que tienen que aceptar firmar un contrato en un centro de salud y acudir a otro, uno o dos días a la semana, para cubrir puestos de difícil cobertura, sin que siquiera se refleje en sus contratos… ¿Les parecen motivos suficientes para una huelga? Pues hay mas. Y, o los escuchamos y atendemos sus cuitas, o cada vez habrá menos médicos reivindicando derechos…, pero también, curándonos.