Biblioteca Harley-Davidson

Moda de otoño

Morirse seguirá poniéndose constantemente de moda, más que nada porque está al alcance de cualquiera

Hoy, ante la vorágine renovada de estrenar una nueva temporada post-vacacional, me gustaría abrir un paréntesis de reflexión y volver nuestra mirada hacia un libro de esos olvidados.

A los seres humanos nos pirra lo nuevo y el debut de cualquier temporada garantiza la llegada de novedades destinadas a competir por nuestra atención. Es bueno a veces, sin embargo, resistirse por un momento y dedicar algunos instantes de pausa a comprobar lo dicho por los escritores de antaño sobre las innovaciones que nos encandilan como animalitos deslumbrados. Traigo por eso hoy a esta columna a Giacomo Leopardi, un italiano que escribió cosas notables. Me interesan en concreto sus Operette Morali y, más específicamente, un diálogo que imagina entre la Moda y la Muerte.

En él, la Moda se presenta con reverencia ante la Muerte y afirma que es su hermana. La Muerte se ofende un poco y, con condescendencia, deja entender que le parece muy improbable que ella, trascendental, irreversible, regia e implacable, pueda tener un parentesco con una cosa tan superficial y frívola. Pero la Moda insiste y le notifica que son hijas de la misma madre: la Caducidad. La Muerte acusa el golpe y empieza a mirar a la Moda de otra manera. Más cuando su hermana le hace darse cuenta de que ella siempre en cierto modo ha trabajado para la familia. Porque morirse es una cosa que, bajo una forma u otra, siempre sigue volviéndose a poner de moda.

En la nueva temporada que nos espera, llegarán otra vez brillantes científicos afirmando que dentro de unos años el ser humano podrá ser inmortal con recambios y piezas. Pero morirse seguirá poniéndose constantemente de moda, más que nada porque está al alcance de cualquiera. Si estas palabras les parecen un poco otoñales es normal, porque al fin y al cabo se acerca dicha estación. Otra vez. Vaya novedad.