Letras líquidas
«To be or not to be»
Si no se aprueban las cuentas, es la soberanía nacional quien no les da el visto bueno
Lo de la universalidad de Shakespeare es tan cierto que nos sirve para titular este artículo y para darle un comienzo que eleve la cuestión tan pragmática de la que, en realidad, va a tratar. También viene al caso por el asunto de las traducciones, las diferencias entre idiomas y su aprendizaje. Cuentan quienes se acercan a conocer el español, especialmente quienes tienen como lengua materna a la del dramaturgo inglés, la complicación que les supone el uso de los verbos ser y estar: la distinción entre cualidades y características esenciales o permanentes y las meramente temporales, como los estados de ánimo o la ubicación. Sutilezas más o menos perceptibles que caben todas en su «to be» y que se entienden mucho mejor con el uso de ejemplos concretos, como el debate político en torno a los Presupuestos Generales del Estado, paradigma utilitario donde los haya. Ya les advertí que venía cuestión práctica. Y ésta lo es donde las haya. Las cuentas públicas son el vademécum de la vida en común de un país, el guion o la escaleta de lo que va a pasar, la ley de leyes de cada periodo político y la que rige los proyectos. Pero, desde hace unos años, han dejado de ser un elemento imprescindible para considerarse casi algo opcional: obviando la obligación constitucional (qué fue del tiempo y forma). Se recurre a precedentes de incumplimientos para justificar la ausencia de hoja de ruta y se olvidan aquellos tiempos en que la ausencia de presupuestos era el reconocimiento de la imposibilidad de gobernar: desde González en el 93 hasta el propio Sánchez en 2019. El respeto por la esencia de la política impulsaba un comportamiento racional, además de legal, que ha pasado a ser anécdota moldeable según el interés. Y que viene a confirmar lo sustancial del Congreso en nuestro sistema: si no se aprueban las cuentas, es la soberanía nacional quien no les da el visto bueno. Y así es como llegamos a la disyuntiva entre una legislatura del ser o una legislatura del estar. Volvemos a Shakespeare.
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