La situación
La nueva normalidad
«Quienes pretenden recuperar aquello que en otro tiempo fue normal son considerados reaccionarios»
Cuando llegó el verano de 2020, la pandemia –iniciada en marzo de ese año– pareció dar un paso atrás, y los más optimistas quisieron creer que la pesadilla llegaba a su fin. Uno de los más radiantes fue el presidente del Gobierno, que, en una sesión parlamentaria en junio, llegó a asegurar que «hemos vencido al virus». La pandemia duró hasta 2023. Pero en aquellos días de pretendido vino y rosas, surgió la expresión «nueva normalidad», referida a las precauciones que se tomaron contra la enfermedad y que, quizá, deberíamos aplicar para siempre. Moncloa ha trasladado esa doctrina a la política, porque aquello que era normal en la democracia española ya no rige.
Hace unos días, en el periódico El Mundo, Jordi Sevilla, exministro de Zapatero, fechó el inicio de su alejamiento de Pedro Sánchez el 12 de noviembre de 2019, cuando el líder socialista hizo lo que pocos días antes se había comprometido a no hacer: gobernar con Podemos. Por primera vez desde la Segunda República, un partido desgajado del comunismo alcanzaba el poder, en coalición con el PSOE. Sánchez confirmaba la ruptura de la normalidad, que ya había explorado un año antes, cuando aceptó ser presidente del Gobierno gracias al apoyo de Iglesias, Puigdemont, Junqueras y Otegi. Lo mejor de cada casa. Episodios posteriores (indulto, amnistía, eliminación del delito de sedición, rebaja del delito de malversación, gobernar después de perder las elecciones de 2023, llevar tres años sin siquiera presentar un proyecto de presupuestos, y una larga colección de «nuevas normalidades») han establecido un insólito modelo de sistema político, con la firma personal de Sánchez. Y no pasa nada, porque la oposición no es capaz de seguir el ritmo del presidente, y los fieles al sanchismo consideran que cualquier medida que se adopta en Moncloa, bien adoptada está.
Cuando lo normal es la desaparición de la normalidad, quienes pretenden recuperar aquello que en otro tiempo fue normal son considerados reaccionarios, boomers, miembros de la fachosfera, y traidores (en el caso de los socialistas del antiguo testamento), hasta ser expulsados extramuros del sistema. Pero, lo que hoy es nuevo, algún día envejecerá. Como todo.