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Mirando la calle

Un oso o un hombre

«Las mujeres, y no una ni dos, sino muchas, tienen miedo de encontrarse en sitios solitarios con un hombre»

Ayer en Espejo Público, Miquel Valls nos planteó una pregunta a Susanna Griso y a mí. «Caminando por el bosque ¿preferís encontraros un oso o un hombre?». La respuesta tiene trampa. El asunto viene a colación del hilo publicado en redes por una chica española, donde afirma que prefiere encontrarse a un oso que a un hombre. Hay otro más en el que varias mujeres mexicanas (uno de los países con más feminicidios del mundo) explican por qué preferirían encontrarse a un oso en vez de a un hombre («un oso no trataría de engañarme y convencerme», «un oso no me violaría y me grabaría con su teléfono y se lo enseñaría a sus amigos», «un oso me mataría pero no me dejaría heridas que duelen para siempre»…) Obviamente, las mujeres no son tontas y conocen perfectamente el riesgo de encontrarse con un animal salvaje; e incluso saben que la vida está por encima de cualquier agresión sexual. Pero el simbolismo de esta pregunta y sus respuestas es otro. Muestra que las mujeres, y no una ni dos, sino muchas, tienen miedo de encontrarse en sitios solitarios con un hombre. ¿Todos los hombres son malos y violadores, como sugería la ex ministra Montero y sus secuaces, cuando estaban al frente de Igualdad? Evidentemente, no. Pero rara es la mujer que no ha sufrido algún tipo de incidente de índole sexual, con algún hombre, a lo largo de su vida. La que no ha visto a uno masturbándose frente a su colegio siendo una niña, o le quitó la mano de debajo de la falda a un compañero de instituto; la que se no se encontró con un primo que pretendía besarla, descubrió que su hermano o incluso su padre quería tocarle, o sufrió una encerrona en una discoteca tras beber de más… ¿Exagero? Les aseguro que no. Desde abusos pequeñísimos hasta los más terribles se producen a diario por parte de hombres a mujeres; por eso los hombre más protectores suelen recomendar a sus hijas o mujeres: «no vayas sola por esa calle», «ten cuidado por la noche…» ¿O acaso temen que se encuentren un oso?