
Sin Perdón
Puigdemont, otro disgusto para Sánchez
Santos Cerdán, que soñó en convertir a Pilar Alegría en la sucesora, quiere ejercer de oráculo del catalanismo y mangonear a Junts, pero no lo ha conseguido
Las malas noticias se amontonan sobre la mesa de Sánchez. Es verdad que las olvida mientras recorre el mundo en lugar de dar explicaciones de los escándalos que afectan al Gobierno, al PSOE y a sus aliados. Nada más cómodo que vivir la ficción de que es un político influyente en la política internacional. La realidad es que no pinta nada. Es cierto que algún medio de comunicación, aunque sin mucho fervor, recoge sus andanzas, pero ni siquiera los que controla el millonario José Miguel Contreras hacen un gran esfuerzo. Al menos le queda RTVE que es la auténtica portavoz del Gobierno y la única que le da alguna alegría en estos tiempos de decadencia y descomposición de su proyecto populista. Durante un tiempo, Sánchez soñó, como siempre mal aconsejado, con que Puigdemont quedaría apartado de la dirección de Junts y sería sustituido por alguien dispuesto a sumarse a la corte monclovita. El objetivo de detener al expresident durante la investidura de Illa también fracasó, aunque fue un resultado lógico con un ministro chapucero e incompetente como Marlaska. A esto hay que añadir que Puigdemont sabía que nada hubiera hecho más feliz a Sánchez que meterlo en la cárcel y convertirlo en su rehén.
El bueno de Santos Cerdán, que soñó en convertir a Pilar Alegría en la sucesora, quiere ejercer de oráculo del catalanismo y mangonear a Junts, pero no lo ha conseguido. Puigdemont lidera con fuerza indiscutible su partido tras un congreso en el que ha demostrado que los militantes están a su lado y creen en su proyecto. Ninguna voz discordante, aunque mantenga algún traidorzuelo en posiciones poco relevantes. Es bueno tener a los enemigos y los traidores cerca sin bajar la guardia. Ahora se abre una nueva etapa cuyo preámbulo hemos conocido con las derrotas parlamentarias del Gobierno. No han sido mayores porque ha paralizado las iniciativas que podía perder. La clave está en los presupuestos. Es cierto que los enviados socialistas transmiten la idea de que está hecho y que Junts no tiene otra salida que entrar en el redil sanchista. Me parece que se equivocan. Puigdemont no quiere ser rehén de Sánchez que está en estado terminal. Es lo que pasó cuando Pujol le retiró su confianza a Felipe González.
Francisco Marhuendaes catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE).
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