Sin Perdón
¿Por qué no ficharon a mi perra Lolita en Tragsa?
«¿Qué sentido tienen las oposiciones si el camino más rápido es hacer la pelota a un dirigente del PSOE?»
Tras varios años de régimen sanchista, es fácil constatar el profundo desprecio de sus líderes por conceptos como mérito y capacidad. Uno de mis entretenimientos es la lectura de las referencias del Consejo de ministros para ver qué nuevas tropelías perpetran con los nombramientos. Por supuesto, hay excepciones como Robles, Cuerpo y Bolaños, entre otros, pero la norma general es que lo que más se valora es la mediocridad. Hemos llegado a un punto en que tener una ingeniería como Aagesen o Morant se considera un gran éxito. ¿Y qué sentido tienen las oposiciones si el camino más rápido es hacer la pelota a un dirigente del PSOE? La realidad es que el Gobierno, los altos cargos y los asesores están formados por miembros del cuerpo de pelotaris socialistas. No hay más que ver la trayectoria y la juventud con que abrazaron el digno oficio de jugar a la pelota, aunque no lo hacían precisamente en un frontón, sino en la sede de Ferraz o en las territoriales.
Otra característica la hemos descubierto con las prácticas de Ábalos, que colocaba a sus «demimondaine»; hoy he decidido ser menos gráfico al definir a estas cortesanas del sexo que complacían al ministro hortera en las empresas públicas. Hay que reconocer que este sistema de enchufarlas, para reducir la factura mensual de una vida desordenada, tiene un cierto mérito. Hasta ahora sabíamos que algunos dirigentes socialistas tenían un desaforado fervor por las cortesanas de pago, aunque siempre en plan lumpen. Es cierto que podíamos imaginar que el PSOE actuaba como agencia de colocación de familiares, amigos y clientes, pero Ábalos ha superado cualquier expectativa. No confío en que el PP haga una comisión de investigación en el Senado para esclarecer el escándalo que se vislumbra en el sector público empresarial. El tema es razonablemente sencillo, aunque muy laborioso. Había una plantilla de fijos e interinos cuando llegó Sánchez a La Moncloa y ahora se trata de analizar cómo ha evolucionado. Y su zafiedad habrá dejado un rastro humeante. Lo único que siento es no haber colocado a mi perra Lolita en Tragsa o Ineco, ya que hubiera realizado una labor similar a la de Jesica. Otra cosa distinta es la atención personalizada que prestaba a Ábalos.
Francisco Marhuenda. De la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación de España. Catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE)