Cuartel emocional

Al alba

¡Pobre España, qué mal te vemos! Pero mira tú por dónde, el remedio podría llegar desde la ultratumba de la izquierda radical que dio el poder a los amos del embuste hace cuatro años

Me sangraban los oídos ante la chillona interpretación de “Al alba” cantada por una voz de grillo en el Parlamento español, con gesto de estreñimiento tanto la cantaora como el bajo que la acompañaba. Recuerdo que, en plena adolescencia, sacaba mi guitarra y cantaba por Aute, a quien siempre soñé hacer los coros en “Sin tu latido”, y por Sabina en aquellos versos que decían “Así estoy yo sin ti”, o por los Chalchaleros con su “Sapo cancionero”. También cantaba “Al alba”, por eso me hirió ese destripe que de ella se hizo el día de la Constitución, un día sagrado para la democracia española, ante una muy desmejorada Armengol de luto riguroso, un Sánchez con gesto grave aunque luego reía a mandíbula batida (¿pero de qué se ríe este sandio?) y unas ausencias penosas como por ejemplo las de esas niñas de la curva, Ione e Irene, que ya no tienen presencia ni voz y que se separan de su antigua colega, la ensoberbecida Yolanda, quien hoy goza de un poderío abrumador, divorciándose con gallardía de sus socias de partido, las que la auparon, las que se marchan al grupo mixto constituyendo este hecho una acción peligrosa y una espada de Damocles pesando sobre la cabeza de un gobierno manejado por separatistas y filo terroristas. ¡Pobre España, qué mal te vemos! Pero mira tú por dónde, el remedio podría llegar desde la ultratumba de la izquierda radical que dio el poder a los amos del embuste hace cuatro años. No todo es miel en la boca sanchista y sólo nos queda esperar sentados a la puerta de Moncloa para ver pasar su cadáver político.

Mientras tanto Cerdán sigue espatarrado para dejar la panza que ostenta a su caída, reposando sobre la butaca desde la que conversa, día sí día también, con el prófugo catalán y sus adláteres en el paraíso fiscal de Suiza, para rubricar ese gran fraude, esa gran infamia que supone la ley de amnistía, la que usurpa atribuciones a la Justicia con mayúsculas ante la indiferencia de los grandes de la economía como Hernández de Cos, Gobernador del Banco de España, o el gran Amancio Ortega, que ni comentan ni mencionan la situación política de dentro del país ni la del resto del mundo, tan asqueroso y tan despiadado, porque están por encima del bien y del mal. Por ejemplo lo del chocholo Biden, quien asegura que tan sólo es candidato a renovar su Presidencia de Estados Unidos porque Donald Trump también aspira a regresar a ese cargo "y no le podemos dejar ganar", pero la gente se teme que es el mejor movimiento para que su adversario gane, ya que tanto su escaso interés como primer mandatario como sus muestras de incapacidad para su desempeño cargan de razones al republicano para garantizar a los electores que él es la única y mejor opción.

CODA. Mi muy querida amiga Pilar de Arístegui me manda noticia de la Asociación Cultural Héroes de Cavite, dedicada a “Aprender de Nuestra Historia y Evitar los Errores del Pasado”, que nos hace reflexionar no solo sobre nuestro rico ayer, sino que también aborda los desafíos actuales a los que se enfrenta una España devaluada y empobrecida como la que hoy tenemos y padecemos. Es admirable que haya quienes tengan todavía el ánimo suficiente para avanzar en entidades como la que comentamos, llevando por el mundo nuestra riqueza de hechos, lo que hemos sido y lo que queremos ser sin que se pierda la esencia de lo hispano y nuestros logros.