Editorial

Sánchez agrava la crisis migratoria

A nadie puede sorprender que un mandatario que pretende prescindir del Legislativo en un sistema de gobierno parlamentario haya vetado un Pacto de Estado y la convocatoria de la Conferencia de presidentes

Resulta significativo y revelador que la crisis migratoria con epicentro en Canarias y cuya onda expansiva ha sacudido a todo el estado haya desaparecido del discurso de Pedro Sánchez en los últimos días después de que lo explotara de manera extraordinaria en la recta final del verano, gira africana y vacaciones en Lanzarote incluidos, para instrumentalizarla al servicio de su habitual estrategia cortoplacista y polarizadora de la vida nacional con que desgastar de paso a la oposición. El presidente se ha mantenido en su posición errática, con planteamientos dispares, que han ido desde proferir en Mauritania que España contratará un cuarto de millón de migrantes a advertir que nuestro país acelerará las expulsiones de todo aquel que entre ilegalmente en el territorio nacional. Así que Moncloa ha encendido el efecto llamada para travestirse luego en el gendarme europeo con la porra en la mano. Y luego el silencio, el desinterés y la desatención a la hora de pasar de las palabras a los hechos y de convertir las promesas a las autoridades canarias en actuaciones. Lo ha denunciado el presidente Fernando Clavijo, que se ha sentido engañado por el PSOE y ha acusado al Gobierno de mirar para otro lado mientras el flujo y la presión de los cayucos no han amainado, sino todo lo contrario. Las cifras son concluyentes. El 2024 ha duplicado la llegada de inmigrantes a España, el 77% ha arribado al archipiélago canario. Pedro Sánchez considera que la migración no constituye un problema y, como con la mayoría de los asuntos, lo aborda en función del fruto inmediato que pueda rendir, sin pensar ni promover políticas estructurales que palíen primero la emergencia y luego articulen el cambio de paradigma en torno al desarrollo de una política nacional y europea de migración eficaz, humanitaria y segura. En realidad, se adolece de una falta de liderazgo y de voluntad que contrasta con las ganas de utilizar este drama como arma política contra Núñez Feijóo y los presidentes autonómicos populares con una manipulación tendenciosa al servicio de una narrativa falaz. Los españoles, sin embargo, discrepan abiertamente de la conducta del presidente, en el fondo y en la forma. La encuesta de NC Report no deja lugar a interpretaciones ni equívocos sobre el estado de opinión al respecto. Ocho de cada diez preguntados consideran que la inmigración es un problema para el país, casi en el mismo porcentaje admite su preocupación por las entradas masivas en nuestro territorio y el 64% es crítico con la labor del Gobierno. A nadie puede sorprender que un mandatario que pretende prescindir del Legislativo en un sistema de gobierno parlamentario haya vetado un Pacto de Estado y la convocatoria de la Conferencia de presidentes, que en el sondeo se respaldan casi de manera unánime. La inmigración es un complejo desafío global que exige para afrontarlo voluntad, trabajo y unidad. Sin sectarismos ni demagogias. El sanchismo tiene otros intereses.