Sin Perdón
Sánchez se rinde ante Puigdemont
«Es una humillación para España, la Constitución y el Estado de Derecho»
No hay duda de que quien gobierna España es un prófugo de la Justicia. Es un presidente y un gobierno títere que hacen lo que quiere Puigdemont. Nadie se puede molestar ante esta fría descripción de la realidad. Es imposible sentirse ofendido. Sánchez defendía la inconstitucionalidad de la amnistía y ahora la ha elaborado tal y como querían los delincuentes. En el momento en que se apruebe, cualquier gobierno con una mayoría parlamentaria podrá amnistiar a cualquier tipo de delincuente. El Código Penal depende del peso que se tenga en el Congreso para garantizar la gobernabilidad. Sánchez ha comprado el relato independentista, se ha cargado la separación de poderes y ha otorgado la inmunidad absoluta a los delincuentes hasta el extremo de incluir el terrorismo y la malversación. Puigdemont ha impuesto sus condiciones, pero no es necesario que nos vendan la mentira de que es por la convivencia y la pacificación. Es increíble que Sánchez asegure que es una norma «trascendental» para la democracia española. Es otra mentira, porque solo lo es para que siga siendo presidente del Gobierno. La ha comprado con un acto deleznable que marcará su presidencia.
La Historia le recordará como un político sin palabra, una vez más me limito a recordar lo que dijo hace unos meses, que aceptó ser la marioneta de Puigdemont. Nada de lo que ha hecho o haga en el futuro permitirá modificar esta percepción. Ahora no es consciente de esta realidad, pero no es un presidente vitalicio. Al final conseguirá ser el presidente del Gobierno más impopular y controvertido de nuestra Historia. Es una humillación para España, la Constitución y el Estado de Derecho. No me gustar tener que escribir este artículo, pero ningún demócrata puede callar ante este despropósito. Hay leguleyos dispuestos a avalar esta indignidad, como Javier Pérez Royo, pero no son juristas. Sánchez y sus palmeros no hacen más que repetir que es constitucional, pero olvidan que una mentira mil veces repetida no se convierte en una verdad. A Goebbels se le atribuye el sentido contrario a esta frase, pero la Historia nos demuestra que no es así. Sánchez, ni vencerá ni convencerá. El tiempo será muy duro con el sanchismo.
Francisco Marhuendaes catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE).
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