Andalucía

Shosholétrico

Una vieja amistad me instruyó sobre la conveniencia de dar una moneda a los músicos callejeros / Foto: Manuel Olmedo
Una vieja amistad me instruyó sobre la conveniencia de dar una moneda a los músicos callejeros / Foto: Manuel Olmedolarazon

Una vieja amistad me instruyó en su momento sobre la conveniencia de dar una moneda, siempre que pudiese, a los músicos callejeros y mantuve la costumbre incluso cuando la crisis los multiplicó. No pasaba media hora en un velador sin que apareciera alguien aporreando un instrumento, cantando a cappella o arrancándose por Bob Marley con cuatro euros en las manos remedando un sonajero para llevar el ritmo. Las noches de buen humor, natural o sobrevenido, incluso trababa conversaciones con alguno, especialmente con un gitano repentista y simpatiquísimo que se empeñaba en llamarme «primo» sin reparar en que nos parecemos como un huevo a una castaña. Tomaba un día café con M., una flamenca de Trebujena que habla con las piedras, y el tipo le improvisó unos ripios mientras rasgueaba la guitarra, mostrando una sonrisa franca aunque mellada por algún estupefaciente duro. No tenía suelto ella, yo pedí que me fiara, pero el tipo no se conformaba: «Morena, guapísima, dame algo». Persistía la negativa. «Anda, no seas malaje. Shosholétrico». Zas. Acababa de asistir, en plena era del #MeToo, a la creación del piropo más genial de la historia de los agasajos. Contracción de «chocho» y «eléctrico», el neologismo responde a una sólida tradición andaluza de conferir connotaciones positivas a una palabra que, en principio, resultaría ofensiva. Además, no cabe mayor cumplido para una dama en mitad de la treintena que alabarle la actividad de la parte central de su cuerpo, ese «core» alrededor del cual gira ahora toda la literatura sobre preparación física. El término, además, fue en sí mismo un tratado de psicología, ya que nunca encontraría una palabra que definiese mejor a M., pizpireta e hiperactiva como una adolescente. Nunca se sabe dónde puede saltar la liebre del hallazgo lingüístico.