Parresía
Siguen esperando las ayudas
Quizá cuando las ayudas empiecen a sentirse, los valencianos podrán pasar de la desesperación al llanto
Cuando todavía no nos habíamos recuperado de la dana catastrófica y de sus más de 200 fallecidos, otro virulento temporal ha vuelto a poner a prueba nuestros nervios, el alcantarillado, las construcciones y los cauces de los ríos. Visto lo visto estas últimas horas en tierras valencianas y malagueñas, se vuelve a poner de manifiesto que España es de los países europeos menos preparados para hacer frente a desastres naturales. No tenemos la infraestructura adecuada, moderna, de drenaje, de la que sí disponen nuestros vecinos de Francia, Bélgica, Países Bajos, Austria, Suiza o Alemania.
Nos sobran voluntarios y solidaridad, menos mal, porque nos falta agilidad en los trámites, maldita burocracia. Lo denuncian día a día, ante las cámaras, vecinos de Alfafar, Catarroja, Paiporta... Hablo de familias enteras que todavía son alimentadas y vestidas por la caridad ajena, porque aún no han recibido las mínimas ayudas económicas –supuestamente urgentes– que las autoridades dijeron haberles destinado.
Todos ellos, sin un euro en el bolsillo y, entretanto, los Gobiernos autonómico y nacional hablándonos de la «fase de reconstrucción» de Valencia. ¿Perdón? Aquí, lo urgente es que todas esas personas tengan la posibilidad de empezar de nuevo, que no se repitan las historias de una espera que nunca llega y que ya nos han contado antes las víctimas del terremoto de Lorca, o del volcán de La Palma.
Aquí ningún partido político, mires a donde mires, ha demostrado estar a la altura de las circunstancias. Hoy veremos al presidente valenciano dando explicaciones de su particular gestión de la dana y anunciándonos, de paso, una remodelación del Gobierno valenciano a la altura de las circunstancias. Apuesto a que Carlos Mazón todavía no se va. ¿Por qué? No esperéis que dimita en un país en el que nadie lo hace. Es así, por desgracia (y no lo comprendo, no se comprende). Claro que tampoco veremos a Teresa Ribera entonar el mea culpa por su ausencia sonada, por su dejación de funciones en la catástrofe valenciana, siendo ella la ministra del ramo. Quizá sea mal negocio para Feijóo vetarla como comisaria europea. El pulso que mantiene el líder del PP con Pedro Sánchez para sustituirla por Luis Planas, en realidad, tendrá su capítulo definitivo en Bruselas. Y será el PP europeo –no Feijóo– quien decida lo que le conviene en Europa. Llueve sobe mojado: siguen las espadas en alto en los despachos, con Sánchez borrándose de todas las cumbres, de perfil bajo en La Moncloa. Y continúa la crispación en la zona cero de la tragedia. Quizá cuando las ayudas empiecen a sentirse, los valencianos podrán pasar de la desesperación al llanto. A rumiar, por fin, su dolor.
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