V de Viernes

Sílice: el polvo maldito

Las canteras a cielo abierto, la fabricación de cemento y elaboración de áridos, particularmente expuestos al riesgo de nano-partículas

No es lo mismo la sílice que el silicio. El silicio es un elemento y la sílice es un compuesto formado por silicio y oxígeno, el dióxido de silicio. El silicio está en los vegetales, la sílice en la arena y las rocas. El cuerpo humano necesita silicio orgánico: su falta genera problemas de salud. El polvo de sílice, consecuencia de la destrucción de rocas, es pernicioso en cambio. La falta de silicio se puede detectar por síntomas como aparición de arrugas, piel flácida, debilidad ósea, etcétera. La inhalación de sílice cristalina provoca múltiples enfermedades, entre ellas la silicosis, y patología pulmonar incurable, que genera cáncer y EPOC.

Para entendernos: hay que tomar silicio orgánico, biodisponible, vegetal, procedente de vegetales, cereales integrales o plantas como la cola de caballo y el bambú, pero hay que evitar respirar polvo de sílice cristalina, componente del suelo, la arena, el granito y materiales construcción como hormigón, ladrillos, cemento, placas de yeso, etcétera. Las partículas de polvo que se generan cuando se manipula la sílice son peligrosas, pues se liberan con la posibilidad de ser inhaladas cuando se cortan materiales que lo contienen, desprendiendo un polvo respirable que se clava en los alveolos. El sistema de defensa del cuerpo no es capaz de evitar que esas partículas entren en los pulmones, al ser 24 veces más pequeñas que un grano de sal refinada, o hasta cuatro veces más pequeña que un glóbulo rojo. Cuanto más pequeña es la partícula con más facilidad se suspende en el aire y más tiempo permanece en él, siendo capaz de viajar largas distancias y depositarse en el agua. La fabricación de cemento, elaboración de áridos o construcción de encimeras, son actividades susceptibles de exposición a la sílice respirable. En el metro de Bilbao toman medidas para sustituir sistema de frenado de emergencia con polvo de sílice, amén del balasto utilizado para las vías. Las rocas para extracción de balasto son de sílice triturada: contienen y emiten sílice cristalina respirable.

El balasto se produce en las canteras de extracción de granito a cielo abierto, tras un proceso de fragmentación de la roca, procedente de la voladura para reducir su tamaño. La gravilla resultante también contiene un porcentaje del 80 % de sílice cristalina. Las canteras a cielo abierto son por eso mismo lugares de mayor exposición y sus empleados han de estar protegidos con EPIs y maquinaria acorde al riesgo que representa.

El problema es que, al ser un componente natural, no está considerado sustancia peligrosa. En estado puro no lo es. Pero sí cuando se manipula y tritura, pues las partículas que libera pueden ser inhaladas. Hay decenas de casos y denuncias. ¿Se hace lo necesario para evitar los efectos indeseados de respirar ese polvo maldito?.