Big data

La tauromaquia en España se afianza como motor económico y cultural

El impacto inversor del mundo del toro en la economía nacional fue de 4.100 millones de euros en 2024, generando un total de 54.000 empleos

La Asociación Nacional de Organizadores de Espectáculos Taurinos (ANOET) ha registrado en el año 2024, 20.950 festejos taurinos, de los que 1.546 se realizaron en plazas de toros y 19.404, la inmensa mayoría, fueron espectáculos populares, como «bous al carrer», encierros, capeas, sueltas, etc. El número de estos eventos creció con respecto a 2023, año en el que con 18.939 se superaron las cifras previas a la pandemia, que fueron de 18.314 en 2019. En 2024 fueron 6,2 millones de personas las asistentes a actos taurinos.

El impacto económico del mundo del toro, que esta asociación estima en la economía española, fue de 4.100 millones de euros en el pasado año, generando un total de 54.000 empleos directos e indirectos. Activando los tres sectores de la economía: el primario por la crianza del toro de lidia, el secundario por la manufactura cárnica y el terciario por los espectáculos taurinos.

Big Data: Fiesta nacional
Big Data: Fiesta nacionalT. GallardoLA RAZÓN

El número de ganaderías bravas en España es de 840 y el censo de cabezas de ganado alcanza las 166.262, según fuentes del Ministerio de Agricultura. Por número de reses de lidia, la comunidad de Andalucía ocupa el primer puesto, con 54.406 reses, seguida de Castilla y León, con 31.088 cabezas. Le sigue Extremadura, región en la que en la actualidad hay censadas 26.315. En los últimos puestos, con gran diferencia en cuanto al número de reses, están: Cataluña, con 1.209; La Rioja, con 902; la región de Murcia, 692; País Vasco, 333; y por último, las Islas Baleares, con 84 cabezas censadas.

En lo que respecta al número de ganaderías de toros de lidia, Andalucía es la que ostenta el primer puesto, con 222 hierros. Le sigue la comunidad de Castilla y León con 168 y cierra los tres primeros puestos en este listado, Extremadura con 103. Por su parte, La Rioja, con seis sellos ganaderos; País Vasco, con también seis; Murcia, con cinco y las Islas Baleares con uno, cierran el registro.

El toro fue un elemento religioso en la península ibérica en la Edad del Bronce, previa a la romanización. Pero ya en la prehistoria, durante la última glaciación, los bovinos como el toro y el bisonte están pintados en cuevas de la franja litoral del Cantábrico y en la del Mediterráneo. Y en la meseta. Celtas e iberos sentían hace miles de años respeto y adoración por este bravo animal, que era objeto de caza por motivos religiosos o de mera subsistencia alimentaria.

Los Toros de Guisando en Ávila, son un conjunto escultórico de 4 toros a una escala muy realista, erigido antes del siglo III A. C., por los celtas.

Durante el asentamiento de los griegos y cartagineses en España y con la posterior incorporación de Hispania a Roma, las cecas ubicadas en la península acuñaron monedas con la figura del toro.

En 1128 está documentada la celebración de unas «fiestas de toros» con motivo de la boda de Alfonso VII de Castilla y Berenguela de Barcelona. Aunque distaba mucho de lo que ahora entendemos por una corrida de toros.

En el siglo XIII el toro era ya el centro de fiestas populares, el formato de entonces era muy similar al actual Toro de La Vega, en Tordesillas, provincia de Valladolid. Básicamente, consistía en una persecución al toro, a caballo por los nobles y a pie por el pueblo llano, hasta darle muerte. Esta fiesta se conocía como «Correr los toros». Con fuerte protagonismo equino.

Habrá que esperar al siglo XVI para encontrar la reglamentación de la tauromaquia a pie. Acta de nacimiento de las actuales corridas de toros. Un siglo después se convirtió en la «Fiesta». Durante el siglo XVIII ya era la mayor manifestación popular de ocio y fiesta en España, y tiene su continuación en el siglo XIX y hasta la llegada de la Guerra Civil. En ambos bandos se continuaron con los festejos. El 16 de agosto de 1936, recién iniciada la guerra, Lluís Companys, presidente de la Generalitat de Cataluña, presidió en la Monumental, el coso principal de Barcelona una corrida de toros. El 18 de octubre en Sevilla, bajo el mando del General de División Gonzalo Queipo de Llano se celebró una corrida para homenajear al «Ejército Nacional». Una semana después, en Valencia se celebraba una corrida benéfica en la que se convocaba a los «antifascistas» a «ayudar a las víctimas del fascismo».

Tras la contienda bélica, el fútbol comenzó a competir con el arte de la lidia.