El desafío independentista

Más de una buena noticia en medio del caos

En medio de tanta sin razón también hay alguna buena noticia y una de ellas es el pacto al que han llegado los partidos constitucionalistas. El Partido Popular, el Partido Socialista y Ciudadanos han apartado sus diferencias y se han unido para defender la Justicia, la Democracia y la Ley. Sin duda una buena noticia en medio de este caos

La Razón
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El nacionalismo catalán está provocando una de las crisis políticas, sociales y muy probablemente, económicas más importantes que vamos a vivir en Cataluña en las próximas décadas. Más de 1.000 empresas ya han abandonado la región, hay familias y grupos de amigos peleados, los cines, los teatros, los hoteles y los restaurantes ya han notado una terrible bajada de clientes. El Parlament de Catalunya no tiene plenos y no hay control al gobierno catalán. La Guardia Civil investiga si los Mossos han colaborado con los organizadores del referéndum ilegal del 1-O y su máximo responsable, Trapero, está siendo investigado por sedición, así como los dos dirigentes de las asociaciones ANC y Omnium, subvencionadas por la Generalitat, que ya están en prisión preventiva como presuntos responsables de esta insurrección.

Cataluña está en estado de Excepción. Nada funciona normalmente, de hecho hace mucho tiempo que nada funciona normalmente, sólo que ahora se ha evidenciado al límite. Un verdadero caos, aliñado por caceroladas, y llamamientos, tan peligrosos como el que han hecho las entidades soberanistas, a retirar 500 euros de los bancos catalanes en forma de protesta, que nos abocan a un precipicio que pone en riesgo a todos los ciudadanos, a los que vivimos en Cataluña y a los que viven en el resto de España . ¿Qué pretenden? ¿Provocar un corralito? ¿Es que su voluntad de construir a toda costa, y sin importar los métodos, una Cataluña a la medida de su nacionalismo les impulsa incluso a destruir la Cataluña real que tenemos?

Pero en medio de tanta sin razón también hay alguna buena noticia y una de ellas es el pacto al que han llegado los partidos constitucionalistas. El Partido Popular, el Partido Socialista y Ciudadanos han apartado sus diferencias y se han unido para defender la justicia, la democracia y la ley. Sin duda una buena noticia en medio de este caos.

Es evidente que los problemas políticos requieren de soluciones políticas, pero en un Estado de Derecho, éstas tienen que darse en el respeto a la Ley. Y esto es precisamente lo que han demostrado PP, PSOE y Cs. Que el artículo 155 de la Constitución española, pensado, no para suspender la autonomía en Cataluña, como se afirma, sino para redirigirla, para que vuelva a estar dentro del marco de convivencia española, sea aplicado con el consenso de los tres partidos constitucionalistas, es una victoria de la política, de la verdadera política, la que no se salta las reglas del juego sino que las respeta y las defiende.

No vamos a consentir más, ya salimos el 8 de octubre más de un millón de personas en Barcelona para defender la vuelta a la sensatez, la pluralidad, la convivencia y la solidaridad, que el nacionalismo siga pervirtiendo el lenguaje. No vamos a permitir que nos sigan vendiendo que todo pende de «el diálogo», una palabra que los separatistas utilizan, como tantas otras, en una acepción inventada. Diálogo es el que el Govern de la Generalitat nos negó el 6 y 7 de septiembre ignorando, con sus normas ilegales, al PSC, a Cs, al PP y a CSQP que abandonaron el Parlament en bloque, institución que ha sido cerrada y se mantiene así, negándonos también el diálogo parlamentario. Nos han vuelto a negar el diálogo a los ciudadanos convocándonos a un referéndum ilegal, y burdamente manipulado, el 1 de octubre para que se exprese solamente una parte de la población, así como se lo negaron a todos los partidos que no vieron el documento, firmado de forma unilateral, de la declaración de independencia rompiendo las bases de la convivencia. Diálogo, sí claro, hay que retomarlo, pero siempre que sea en el marco de nuestras instituciones, buscando compromisos, consensuando, pactando reformas de calado con mayorías sociales cualificadas y de forma transversal. Sólo así puede darse un verdadero diálogo, sin engaños ni trampas, abierto a cualquier posibilidad, a cualquier negociación, en cualquier dirección.

Esto es precisamente lo que Antonio Tajani, presidente del Parlamento Europe, pedía en su magistral discurso en la entrega de Premios Princesa de Asturias, lo que nos lleva pidiendo la UE en pleno y los países democráticos de nuestro entorno, que ya entienden que esto no es una lucha entre catalanes, ni entre catalanes y el resto de españoles, sino por nuestros derechos, los derechos de unos ciudadanos libres que quieren vivir sus diferencias en buena convivencia, en una democracia que los hace iguales frente a la Ley.

El presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, ha puesto en marcha el 155 tan esperado por unos, tan denostado por otros, pero tan necesario para todos. Bienvenido sea y confiemos en la sensatez de la mayoría para que resulte una herramienta que restaure la convivencia.