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La Razón
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La telefonía móvil es uno de los sectores más dinámicos en los últimos años, y aun afectado–como todos– por la crisis, la fuerte competencia hace que continuamente salgan campañas para captar clientes, para fidelizar y mantener los actuales o para introducir nuevos servicios y posibilidades. Basta recordar la revolución que han supuesto en apenas dos años los «Smartphones», teléfonos inteligentes conectados a internet, abriendo todo un nuevo mercado de millones de aplicaciones, y alguna con tanto éxito como «WhatsApp», que en pocos meses ha sustituido a los mensajes de texto.

Pero aun siendo uno de los sectores que más invierten en publicidad y que tienen más cosas nuevas que contar y vender a los consumidores, los móviles no destacan especialmente por una creatividad rompedora y espectacular. En los festivales publicitarios no suelen lograr muchos premios, y ni grandes ni pequeñas compañías parecen decididas a desmarcarse de las ofertas centradas sobre todo en precios y tarifas, donde la mayor diferencia está en ponerles nombres más o menos originales, como león, delfín, vitamina, o incluso «Pulpo Paul».

Con todo, hay acciones interesantes. Entre las más recientes, sorprende que el líder se haya atrevido con la publicidad comparativa, empleando los colores de varios toboganes para transmitir que la oferta azul de Movistar es mejor que la incompleta naranja, o la demasiado excesiva roja. Un ejemplo simple y directo de comparación sin entrar en guerras directas de tarifas y descuentos que no suelen llevar a ninguna parte, y evitando además citar expresamente a la competencia.

La propia Movistar tiene otra propuesta muy diferente con una segunda marca, Tuenti, que se estrena en televisión un año después de su lanzamiento. La marca se dirige directamente a los más jóvenes, a los que ofrece cosas como «1 GB de morritos», y refleja cómo para ellos el teléfono es mucho antes internet que un aparato para hablar.

Un tercer ejemplo, también de Movistar, es la campaña para el día de San Valentín, que regalaba «I off you, una aplicación móvil para dejar de mirar el móvil». Con ironía, mostraba cómo estar siempre pendiente de las llamadas y mensajes del móvil de amigos, grupos y conocidos podía acabar con el amor. Y al parecer, eso no le interesa ni a las compañías de móvil.