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El trípode

Trump y Putin sobre Ucrania: Sin Zelenski (ni Sánchez)

Crimea es vital para Rusia, con su salida a aguas «cálidas» y su base naval de Sebastopol, y oponerse a ello es imposible sin una guerra nuclear

El próximo día 15, fecha muy significativa en el calendario de agosto, está previsto un encuentro bilateral entre Trump y Putin en Alaska para tratar de acabar con la guerra en Ucrania que comenzó el 24 de febrero de 2022 como una «operación militar especial» por orden de Putin. Para entender sus causas y la posibilidad de un efectivo fin de esa guerra, es preciso conocer su origen, tanto reciente como remoto, y la compleja geopolítica que la rodea. El día que comenzó la operación militar es profundamente significativo en este contexto, por cuanto vino precedido de una visita de Putin a Xi Jinping, con quien firmó en Pekín un tratado bilateral de cooperación, calificado de «histórico» por ambos. Entre otras cuestiones, en él se da por finalizado el orden geopolítico «unipolar» vigente desde la desaparición de la URSS el 8 de diciembre de 1991, –y liderado por Occidente con EE.UU.– y su apuesta decidida por un nuevo orden geopolítico «multipolar». Es este un dato muy relevante, por cuanto implícitamente estaba avalando la operación militar en Ucrania, reconociendo a Rusia como uno de esos «polos» y con derecho a una «zona de influencia» en su frontera occidental europea. Esa zona es reivindicada por Rusia desde siempre, considerando que la «Rus de Kiev» es el origen de su identidad histórica y nacional. «La Rus» fue un potente Estado de la Europa oriental que existió a partir del siglo VIII, ejerciendo en ella un papel similar al del imperio carolingio en la Europa occidental. Que, tras su desintegración a mediados del siglo XIII, acabó alumbrando a las actuales Rusia, Bielorrusia y Ucrania, manteniendo Rusia la hegemonía en la zona; primero con los zares y después con la URSS. Dando un salto a la actualidad, el conflicto comenzó en 2014 con el Maidan de Kiev, un movimiento político que derrocó al presidente prorruso Yanukovich, que dio comienzo a una Ucrania apostando por su acercamiento a la UE y la OTAN. La respuesta inmediata de Putin fue la anexión de Crimea y el apoyo a la población rusófona de la región del Donbás limítrofe con Rusia y reprimida desde Kiev. Esta última actuación de fuerza pasó a ser pública y declarada en febrero de 2022. Ahora, Trump quiere acabar con esta guerra reconociendo a Rusia oficialmente la anexión de la península de Crimea y determinados territorios en el Donbás, en especial en Donetsk y Lugansk, a lo que se oponen Zelenski y la UE. Crimea es vital para Rusia, con su salida a aguas «cálidas» y su base naval de Sebastopol, y oponerse a ello es imposible sin una guerra nuclear. Y una DMA.