Ventanilla única
Turull o no Turull, el dilema del todos nos roban
Siempre se le nota ese tufillo xenófobo con todo lo que vive más allá de Despeñaperros
A los socios de la izquierda de la izquierda de Pedro Sánchez no les gustan las deducciones fiscales. Les parece que constituyen un «robo» al Estado de Bienestar que beneficia más a los suyos que a los otros, por no decir que a los otros –véase la clase media– casi les pilla de refilón. Pero, ¡oh sorpresa!, ha surgido un nuevo socio a la derecha de la derecha al que tampoco le gustan estas deducciones. Bueno, sí les gustan, pero solo para los suyos. Mire por dónde, lo mismo que le pasa a la izquierda de la izquierda. Ya no es que voten juntos, es que parece que hasta piensan lo mismo.
Me estoy refiriendo al ínclito Jordi Turull, conocido como el aguador del pelotón de Carles Puigdemont, al que, como fiel gregario, baja siempre al coche de asistencia para recoger cualquier gel o bebida isotónica que necesite. Y cuando habla por sí mismo, se le nota que no es el líder del equipo que está luchando por el triunfo en una gran vuelta. Su última salida de pata de banco tiene que ver con el enésimo «Espanya ens roba» –«España nos roba» en la lengua de Cervantes–. Esta vez se ha pasado de frenada con las deducciones fiscales que está impulsando Juanma Moreno en Andalucía, porque parece que le han metido la mano en su bolsillo y en el de los catalanes. Dijo el otro día el aguador que «Andalucía també ens roba» –«Andalucía también nos roba», en castellano de Valladolid, el de mi madre, por cierto–. Y aunque con el paso de las horas y las reprimendas recibidas ha intentado dar marcha atrás y usar el comodín de Pedro Sánchez para espetar que sus reproches no van contra Andalucía, sino contra el Estado, que tiene un sistema de financiación que expolia a Cataluña, siempre se le nota ese tufillo xenófobo con todo lo que vive más allá de Despeñaperros.
Lo que no puede ocultar esta cortina de humo lanzada desde el racismo político es que Juanma Moreno presentará a finales de octubre los últimos presupuestos autonómicos de la legislatura, en los que se cerrará el círculo de la ofensiva fiscal iniciada en 2019, que se ha traducido en siete rebajas fiscales. Hasta 2018, Andalucía se encontraba entre las comunidades autónomas con mayor presión fiscal –bajo el férreo poder socialista–, pero en 2025 la situación se ha revertido hasta convertirse en la segunda autonomía con los impuestos más bajos, solo por detrás de Madrid, por cierto la región más próspera de España y la que más aporta al fondo común, demostrando que no hay dilema: se bajan impuestos, pero se recauda más. El dilema de Junts es otro: Turull o no Turull.