Cargando...

Cuartel emocional

Un twitero estridente

El perfil de patán es lo que más le apasiona a quien hoy nos referimos

El título evidencia bastante a quien me refiero: a ese ministro puesto en su cargo para eso, para decir inconveniencias sin importarle el cargo que desempeña, al que demuestra tener poco respeto. Un ministro debería mostrar una serie de cualidades y características que le permitieran desempeñar su función de manera efectiva y responsable. Una de ellas sería la integridad, fundamental para que actúe con honestidad y transparencia, siendo un modelo de ética y responsabilidad en la gestión pública; el compromiso con el bienestar de la sociedad y trabajando por el interés general, más allá de intereses personales o partidistas; el conocimiento sobre su área de competencia, incluyendo aspectos técnicos, legislativos y sociales; una demostrada habilidad para comunicar, siendo capaz de explicar políticas y decisiones de manera clara y accesible, generando confianza en la ciudadanía; mostrar también empatía, siendo capaz de entender las necesidades y preocupaciones de las personas a las que sirve, mostrando sensibilidad ante sus realidades y problemas y, en definitiva, tener una imagen pública, o sea, dar la sensación de ser un servidor público que inspire confianza, respeto y admiración, actuando siempre en beneficio de la comunidad y con una actitud muy activa hacia los desafíos que enfrenta su país.

El perfil de patán, sin embargo, es lo que más le apasiona a quien hoy nos referimos, y siendo que en lo suyo todo va mal, se permite luego el lujo de criticar. Es el doberman (¿se acuerdan?) del actual gobierno. El otro doberman que hubo sobresaliente fue Cascos, de triste recordación, si bien no era grosero ni tan ineficaz como el que encabeza hoy estas líneas. Era educado, estaba sobradamente preparado y no fue mal ministro, solo que al perder el cargo se desvió de un camino muy bien trazado en un principio, y todo se fue al garete. Creo que no hace falta que recuerde su historial.

Quienes también tienen desviada su línea de vida son Pedro y Begoña y es que la altura marea. El juez instructor del caso de la esposa del presidente aclara que sin el vínculo de Sánchez, Begoña no estaría imputada. Claro, la ambición mata y el dinero fácil es muy goloso, como también lo es el Falcon, de ahí el deseo de eternizarse en el poder. Vivir en Moncloa no es gobernar, ya lo dijo el propio Sánchez hace catorce años refiriéndose a Rajoy, a quien nunca cegó la codicia, ciertamente, porque su vida la tenía resuelta desde hacía muchos años, cosa que lo sigue estando. Es lo que tiene no vivir en la cuerda floja o llevar las cuentas de un puticlub por muy próspero que sea el negocio.

Por lo demás, damos por hecho que los navegantes de la famosa flotilla con malogrado rumbo a Gaza, tienen también la vida resuelta porque no acudir al trabajo durante más de mes y medio, por lo que tengo entendido, supone el despido. Aquí y en Cafarnaún, por mucha misión humanitario/propagandística que estén desempeñando.

CODA. He leído algo extraordinario sobre el divorcio de Nicole Kidman y Keith Urban, y es que en el acuerdo prematrimonial ella se comprometía a pagarle una fuerte cantidad de dinero por cada año que él no consumiera alcohol y drogas. Se dice que el exmarido podría cobrar once millones de dólares por este pacto. Es la primera vez que veo un divorcio de famosos donde no sea ella la que resulte forrada.