País Vasco

¿Provienen los vascos de África? La polémica teoría genética que ha generado debate en la comunidad científica

Una hipótesis, publicada en 1997, sostiene que los vascos tienen vínculos genéticos con los bereberes del norte de África

Un hombre con una txapela vasca
Un hombre con una txapela vascaTeletxapela

Durante décadas, el origen del pueblo vasco ha sido objeto de intensos debates entre historiadores, lingüistas y genetistas. Su lengua única, el euskera, no emparentada con ningún otro idioma europeo, y ciertas peculiaridades genéticas han hecho de esta comunidad un verdadero enigma antropológico. En medio de este contexto, una teoría publicada en 1997 generó diversidad de opiniones tras sugerir que los vascos podrían tener raíces africanas, en concreto, vínculos genéticos con los bereberes del norte de África.

Fue en el ámbito de la inmunología donde surgió esta controvertida hipótesis. Los investigadores Antonio Arnaiz-Villena y Jorge Martínez Laso, de la Universidad Complutense de Madrid y el Hospital 12 de Octubre, publicaron un estudio que comparaba marcadores genéticos entre distintas poblaciones. Para sorpresa de muchos, encontraron similitudes entre los vascos y ciertos grupos bereberes, y destacaron la presencia del haplotipo A11-B27-DR1, que parecía exclusivo de la población vasca.

La implicación era clara: ¿podría haber existido una antigua migración desde África hacia la región que hoy conocemos como País Vasco? ¿Acaso los vascos eran, en parte, descendientes de pueblos africanos? La idea, audaz y disruptiva, no tardó en atraer la atención… y también la crítica de la comunidad científica.

¿Pueden ser los vascos originarios del norte de África?

La respuesta por parte de genetistas de renombre fue contundente. Investigadores como Luigi Luca Cavalli-Sforza, Alberto Piazza y Neil Risch expresaron sus dudas sobre la validez de las conclusiones. El principal argumento en contra era metodológico: basar una teoría migratoria de largo alcance en un único marcador genético no ofrecía una base suficientemente sólida.

Con el avance de la genética en las décadas posteriores, nuevos estudios permitieron analizar el ADN con una precisión antes inimaginable. En particular, los análisis del ADN mitocondrial (heredado por línea materna) y del cromosoma Y (heredado por vía paterna) no mostraron una relación significativa entre vascos y bereberes. Por el contrario, reforzaron la idea de que los vascos descienden en su mayoría de poblaciones paleolíticas asentadas en Europa occidental, con muy poca influencia externa a lo largo de milenios.

El lenguaje no confirma el nexo

La teoría africana también fue examinada desde el ámbito lingüístico. Algunos estudiosos del siglo XIX, como Hugo Schuchardt, señalaron similitudes entre el euskera y lenguas norteafricanas, aunque estas observaciones se basaban en una metodología comparativa bastante laxa para los estándares actuales.

Hoy en día, los expertos en lingüística histórica coinciden en que no hay evidencia de una relación directa entre el euskera y las lenguas bereberes. Las coincidencias detectadas pueden explicarse por préstamos lingüísticos indirectos o simples paralelismos accidentales.

¿De dónde vienen entonces los vascos?

La teoría dominante en la actualidad es la llamada continuidad paleolítica. Según esta visión, la población vasca actual sería heredera directa de los cazadores-recolectores que habitaron el suroeste de Europa desde hace decenas de miles de años. Este modelo sugiere que históricamente estos grupos se mantuvieron relativamente aislados, lo que explicaría tanto su diferenciación genética como la persistencia del euskera.

Estudios como los del genetista Bryan Sykes o el geógrafo y antropólogo Stephen Oppenheimer refuerzan esta visión, subrayando que la singularidad vasca no proviene de una migración exótica, sino de una profunda continuidad histórica con raíces prehistóricas europeas.

A pesar de su refutación, la teoría africana no deja de tener un valor dentro del proceso científico. Representa un ejemplo de cómo la ciencia avanza: planteando hipótesis, sometiéndolas al escrutinio y descartándolas cuando no superan el filtro de la evidencia. También muestra la fascinación que sigue despertando la historia vasca, un pueblo cuya identidad se ha construido en buena parte desde su aparente misterio.