País Vasco
¿Qué es el lauburu? La curiosa historia del origen del famoso símbolo vasco
Más allá de su forma de molinillo, el lauburu tiene un significado particular dentro del País Vasco
Pocos emblemas generan tanta identificación en el País Vasco como el lauburu, esa figura de cuatro brazos curvados que parece girar eternamente. Su forma hipnótica y armónica es fácilmente reconocible, pero su historia y su simbolismo es mucho más compleja de lo que parece.
En euskera, lauburu significa literalmente “cuatro cabezas” (lau = cuatro, buru = cabeza). Aunque a simple vista evoca una antigüedad milenaria, no hay documentación de su existencia hasta el siglo XVII. Así lo explica el creador de contenido y divulgador sobre cultura vasca Guk Green, quien aclara en uno de sus vídeos que este símbolo, aunque asociado a la tradición ancestral, nació como motivo decorativo.
De adorno estético a símbolo cultural
Con el paso del tiempo, el lauburu fue cobrando un significado más profundo. Durante el siglo XIX, en pleno auge de los nacionalismos y del Romanticismo, el lauburu fue reinterpretado como un símbolo espiritual, atribuyéndole la representación de los cuatro elementos de la naturaleza: tierra, agua, fuego y aire. Este giro simbólico ayudó a consolidar su carácter identitario, más allá de la decoración.
Guk Green, que ha dedicado varios contenidos a la simbología vasca, explica que el lauburu fue adoptado por el nacionalismo vasco como símbolo secreto de pertenencia. En una época en la que reivindicar la cultura vasca podía ser mal visto, llevar un pin con este símbolo en la solapa era una forma silenciosa de decir: "soy euskaldun" o "hablo euskera". Así, lo que comenzó como un diseño ornamental terminó siendo una marca de identidad cultural y política.
¿Un símbolo polémico?
Una de las controversias más comunes sobre el lauburu, especialmente fuera del País Vasco, es su confusión con la esvástica, el emblema tristemente famoso por su asociación con el nazismo. Sin embargo, no hay ninguna relación directa ni ideológica entre ambos.
Tal y como señala Guk Green en su vídeo, el lauburu ya estaba presente en el siglo XVII, mucho antes del surgimiento del Tercer Reich. Además, el símbolo vasco gira siempre en el mismo sentido, con formas más suaves y curvas, muy diferente del diseño anguloso y agresivo de la esvástica.
De hecho, con la llegada del nazismo, muchos artesanos vascos modificaron el diseño del lauburu para hacerlo más redondeado, precisamente para evitar malentendidos y dejar clara la diferencia entre ambos emblemas. Una adaptación simbólica y estética que reforzó su carácter identitario vasco y su desvinculación de cualquier ideología totalitaria.
Un símbolo que no deja de girar
Hoy en día, el lauburu se encuentra por todas partes: en portones tradicionales, lápidas, obras de arte, joyería, tatuajes e incluso ropa contemporánea. Su uso sigue siendo una afirmación de la cultura vasca viva, tanto en contextos rurales como urbanos.
Lejos de desaparecer, este “molinillo vasco”, como lo llama cariñosamente Guk Green, se ha convertido en un icono de la cultura vasca. Un símbolo que tiene ya varios siglos de historia.