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Coalición para la discordia

La insatisfacción popular con la democracia desplaza los votos hacia los extremos, y cada vez resulta más patente que algunos sueñan con una sociedad dividida, intolerante y revanchista, presentando una grave alergia al diálogo y a la inclusión política y social. La social democracia por un lado, y la derecha liberal y conservadora por otro, deben luchar por no caer en los excesos de las corrientes políticas de extrema derecha y extrema izquierda, y su principal tarea debe ser crear una zona de estabilidad en relación con la demanda y oferta social, pero para ello el consenso entre ambas opciones se hace necesario. Ahora bien, este consenso tiene un reto y a la vez un riesgo, el reto, desarrollar una alta capacidad de adaptación y consideración a las presiones de sectores sociales que no se sienten representados, y el riesgo, caer en cambios drásticos o en el quebrantamiento de los estatus propuestos por partidos políticos no tradicionales.
En España, la social democracia que representa o representaba el PSOE, está a punto de sucumbir a este riesgo, yendo en dirección totalmente contraria a lo que ocurre en la mayor parte de Europa, donde existen gobiernos de coalición; busca la coalición con los que cuestionan el sistema, los republicanos-comunistas por un lado, y los independistas por el otro, y lo que resulta un chiste si no fuera porque va en serio, es que el presidente Sánchez pide responsabilidad política al resto de las formaciones políticas.
En España nos encontramos ante una triste paradoja, la izquierda utiliza la memoria histórica con el fin de curar viejas heridas, y como se las encuentran cerradas las intentan reabrir, y a la vez buscan un pacto con los que deslegitiman el mayor acto de concordia y diálogo en nuestra historia como es la Constitución de 1978. Decía Salustio que la concordia hace crecer las pequeñas cosas, y la discordia arruina las grandes, y esto es lo que está en juego en estos momentos, la estabilidad constitucional, política, económica y social. Hay cosas con las que no se debe jugar, y esto algunos lo deberían tener claro. Parece que hacen un ejercicio de memoria histórica tan solo para recrear las condiciones que prostituyeron la república y nos condujeron a una dictadura, haciendo bueno aquello de que la soberbia es el vicio de los ignorantes.