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Un podcast con historia

La huella española en Roma

Hay una profunda huella hispana en la capital italiana en los monumentos más admirados.

Columna Trajana en Roma Imagen Alicia Romay

La presencia española en Roma ha sido una constante en la ciudad durante toda su historia. Desde la antigüedad hasta nuestros días, han sido muchos quienes, procedentes de la península ibérica, se instalaron en el Lacio con sueños de grandeza y eternidad. Fruto de ello, emanaron construcciones, monumentos y otras obras artísticas que contribuyeron a crear el imponente paisaje cultural romano. Paloma Martín-Esperanza, en su paso por Roma como una de las comisarias de la muestra Monumentos de los Españoles en Roma, nos relata datos importantísimos que nos ayudan a adentrarnos a las historias de las imponentes piezas que decoran la Ciudad Eterna y que tienen relación con España.

Escuchad en el PODCAST a Paloma Martín-Esperanza, es Doctora en Estudios del Mundo Antiguo por la Universidad Autónoma de Madrid (Premio Extraordinario de Doctorado y Mención Internacional) Su línea de investigación se centra en las pervivencias de la Antigüedad clásica. Es Máster en Historia y Ciencias de la Antigüedad (UAM-UCM) y es graduada en historia:

Se inauguró la muestra"Monumentos de españoles en Roma" con la presencia del embajador de España en Italia Miguel Fernández-Palacios Martínez y el director del Instituto Cervantes en Roma Ignacio Peyró entre otras autoridades. El acto se llevó a cabo en la Sala Dalí del Instituto Cervantes que está ubicada justo en uno de los espacios más hispanos, históricamente hablando, como es la Piazza Navona porque allí, justo en donde los visitantes pasean y se quedan extasiados con las fuentes esculpidas por el gran Gian Lorenzo Bernini, se encuentra la Iglesia San Giacomo degli Spagnoli (actualmente ostenta el nombre de Chiesa Nostra Signora del Sacro Cuore). La iglesia fue fundada hacia 1450 por Alfonso Paradinas, canónigo de la catedral de Sevilla y obispo de Ciudad Rodrigo que residió en Roma. En 1506 se convirtió en la iglesia nacional del reino de Castilla. En su construcción y en la de las casas-hospicio para peregrinos adyacentes (hoy casas de la Obra Pía española) se aprovecharon los vestigios del circo de Domiciano. Durante siglos tuvo fama la magnificencia del culto y de los festejos celebrados en la iglesia y en la misma Piazza Navona con ocasión de acontecimientos importantes, como fue la toma de Granada en 1492, el matrimonio del príncipe Felipe, futuro Felipe II con la reina de Inglaterra María Tudor en 1554 o la victoria en Lepanto en 1571. Fue abandonada en 1818 y las tumbas fueron transferidas a la iglesia de Montserrat. En 1878, se vendió la iglesia a la orden francesa de misioneros del Corazón de Jesús, pasando a denominarse iglesia de Nuestra Señora del Sagrado Corazón.

Es muy interesante descubrir en el mapa expuesto en la muestra, todos los puntos en Roma que tienen relación con España, pero la exposición no solo se refiere a los monumentos castizos, también incluye los portugueses e hispanoamericanos.

En la Piazza Navona por dar un ejemplo, se celebraron los funerales de Isabel la Católica, bautizos y matrimonios con la familia real, como ella lo subraya durante nuestro encuentro. También se realizaban los carnavales o diversas celebraciones al ser la plaza más española de todas las plazas, en aquel entonces lo que se hablaba era la lengua de Castilla gracias a la iglesia nacional que reunía a una importantísima comunidad de castellanos alrededor de ella.

Hoy en día, una de las primeras referencias españolas que viene a la mente cuando se visita Roma es la escalinata de Spagna y la Piazza de Spagna en donde se la sede de la Embajada de España ante la Santa Sede, el palazzo di Spagna.

El libro de Elías Tormo y Monzó con la síntesis de los monumentos Imagen Alicia Romay

El historiador de arte y humanista Elías Tormo y Monzó (1869-1957) vivió en Roma durante la Guerra Civil. La nostalgia y la lejanía de España le motivaron para escribir la única síntesis sobre los monumentos que tienen una relación directa o indirecta con España, Portugal e Iberoamérica. El libro fue publicado en Roma en 1940 y en Madrid en 1942.

Y así se cuenta la historia:

“En el siglo II fueron los emperadores Trajano y Adriano, procedentes de Italica (Santiponce, Sevilla), en la provincia de la Bética, quienes protagonizaron cambios constructivos de suma importancia. Junto al Foro de Augusto, Trajano construyó su propia plaza, acompañada del recinto funerario en el que se erigió su famosa columna, convertida en un símbolo indiscutible de la ciudad. Al finalizar la Edad Media, se instaló en Roma una importante colonia de castellanos y aragoneses que, bajo el nombre de natio Hispana, se convirtió en la más importante de la ciudad. Sus iglesias nacionales, Santiago de los Españoles y Santa María de Montserrat, contribuyeron a consolidar su dominio, en paralelo al surgimiento de la familia Borja.

Para la monarquía hispánica, Roma fue un escenario predilecto para la celebración de sus victorias. Importantes basílicas, como las de Santa María Mayor o Santa Cruz en Jerusalén, custodian todavía el recuerdo de estas relaciones. Roma fue más española que nunca durante la Edad Moderna, cuando el impulso del Imperio y de la Compañía de Jesús cubrieron la ciudad de sabor ibérico, con importantes iglesias, esculturas o pinturas en las que participaron no solamente mecenas españoles, sino también artistas, como el propio Diego Velázquez y, más tarde, Francisco de Goya. El largo recorrido de la huella hispánica en la ciudad resulta inabarcable, signo de las intensas relaciones entre España e Italia también en el plano artístico y cultural. Son muchos los monumentos que han emanado de estas relaciones. Podemos hacer un recorrido por algunos de los monumentos más relevantes, recogidos en nuestra exposición”.

Monte Testaccio

Este basurero, también conocido como Monte dei Cocci, es una colina artificial de unos 35 m de altura en la actualidad, formada entre los siglos I a.C. y III d.C. por los restos de millones de ánforas de aceite de oliva que habían sido descargadas y vaciadas en el cercano puerto del fluvial del Tíber. El 85% de estas ánforas procedía de la Bética, entre un 10 y un 15% del norte de África y el resto del Mediterráneo oriental. El estudio de los sellos y los tituli picti (inscripciones pintadas) de las ánforas proporciona una valiosísima información, bien seriada cronológicamente, sobre la economía y la administración imperial romana, el funcionamiento del comercio, los lugares y personas relacionados con la producción y exportación del aceite, etc. Las ánforas rotas se fueron depositando ordenadamente con el tiempo formando una pirámide escalonada, estructurada en terrazas con muros de contención. Excepto en la cara norte, su estado actual no se corresponde con el original, pues ha sufrido muchas alteraciones a lo largo del tiempo. Cabe señalar que, aparte de los primeros y fundamentales estudios de Heinrich Dressel en último tercio del siglo XIX, desde finales de los años 60 del XX se han encargado de excavar el Testaccio arqueólogos españoles como Emilio Rodríguez Almeida, José María Blázquez y José Remesal Rodríguez, en colaboración con la Sapienza Università di Roma.

Columna TrajanaImagen Alicia Romay

Columna Trajana

Erigida en el Foro de Trajano en 113 d.C. para conmemorar las victorias del emperador de origen hispano en la conquista de la Dacia (actual Rumanía), acogía también su tumba en el pedestal. Es uno de los monumentos más dibujados, estudiados e influyentes ya desde la Antigüedad (empezando por la Columna de Marco Aurelio, inaugurada en 193 d.C.) y sobre todo desde el Renacimiento. Sigue la tradición del relieve histórico romano para narrar en un friso continuo de mármol de Carrara, de unos 200 m de longitud y una altura de casi 30 m, las guerras dácicas (101-102 y 105-106 d.C.), representando con gran realismo escenas de batalla, de construcción de campamentos e infraestructuras, la marcha del ejército, embajadas, arengas, etc., así como el suicidio de los jefes dacios y de su rey Decébalo. Protegida por orden del Senado romano en el siglo XII, en 1587 el papa Sixto V mandó sustituir la perdida estatua de bronce de Trajano por la de San Pedro.

Castel Sant' Angelo Imagen Alicia Romay

Castel Sant' Angelo

El emperador Adriano mandó construir un mausoleo para él y su familia a orillas del Tíber, siguiendo el modelo del de Augusto. Fue terminado en el 139 d.C. por Antonino Pío, quien también fue sepultado en él al igual que los emperadores Cómodo, Marco Aurelio, Septimio Severo, Geta y Caracalla. De las estatuas que lo adornaban sólo se ha conservado el Fauno Barberini, hoy en la Gliptoteca de Munich. En el año 403, Honorio, emperador del Occidente, lo convirtió en una fortaleza o castellum integrada en los muros aurelianos que protegían la ciudad; en 590 el papa Gregorio I dedicó el castillo al arcángel San Miguel. Durante la Edad Media perteneció sucesivamente a diversas familias de la nobleza romana hasta que en 1365 fue cedido a la Iglesia, sufriendo desde entonces importantes transformaciones estructurales y cambios de función (prisión, refugio para los papas, residencia, archivo, etc.). Las obras más importantes fueron las emprendidas por el español Alejandro VI, quien convirtió el castillo en un verdadero palacio con jardines y fuentes para celebrar fiestas y espectáculos. Una de las consecuencias de la damnatio memoriae sufrida por el papa Borgia tras su muerte fue la demolición del palacio por Urbano VIII en 1628.

San Giacomo degli spagnoliImagen Alicia Romay

San Giacomo degli Spagnoli

Fundada hacia 1450 por Alfonso Paradinas, canónigo de la catedral de Sevilla y obispo de Ciudad Rodrigo residente en Roma, en 1506 se convirtió en la iglesia nacional del reino de Castilla. En su construcción y en la de las casas-hospicio para peregrinos adyacentes (hoy casas de la Obra Pía española) se aprovecharon los vestigios del circo de Domiciano. Durante siglos tuvo fama la magnificencia del culto y de los festejos celebrados en la iglesia y en Piazza Navona con ocasión de acontecimientos importantes, como la toma de Granada en 1492, el matrimonio del príncipe Felipe, futuro Felipe II, con la reina de Inglaterra María Tudor en 1554, o la victoria en Lepanto en 1571. Abandonada en 1818 y transferidas las tumbas a la iglesia de Montserrat, en 1878 se vendió la iglesia a la orden francesa de misioneros del Corazón de Jesús, pasando a denominarse iglesia de Nuestra Señora del Sagrado Corazón.

Iglesia Santa María in MonserratoImagen Alicia Romay

Santa María in Monserrato

Fue la iglesia de la Corona de Aragón y, desde la venta de San Giacomo degli Spagnoli (Santiago de los Españoles) en 1879, es la iglesia nacional de España. Levantada a fines del siglo XV, ha sufrido varias transformaciones posteriores. De S. Giacomo se trasladaron a Monserrato tumbas y lápidas funerarias de personajes relevantes del círculo hispano en Roma, que pueden verse en el claustro y en la sala adjunta: Pedro Foix Montoya, Pedro Chacón, Juan Verzosa, etc. En la década de 1880, el escultor Felipe Moratilla realizó un sepulcro de estilo renacentista para acoger los restos de los papas Borgia Calixto III y Alejandro VI, procedentes del Vaticano.

Iglesia San Pietro in MontorioImagen Alicia Romay

San Pietro in Montorio

Iglesia española, de los franciscanos, mandada edificar por los Reyes Católicos y consagrada por el papa Alejandro VI en 1500. Actualmente forma parte de la Real Academia de España en Roma, fundada en 1873. En el claustro se levanta el famoso Tempietto de Bramante, primer ejemplo de recuperación de la arquitectura clásica (hacia 1502), que fue un encargo del cardenal don Bernardino de Carvajal, embajador de los Reyes Católicos ante el papa Borgia, y supervisor de las obras.

Éxtasis de Santa TeresaImagen Alicia Romay

Éxtasis de Santa Teresa en la Iglesia de Santa María della Vittoria

Representa a la santa fundadora de la orden de los carmelitas descalzos, nacida en Ávila en 1515 y canonizada en 1622, recibiendo el don místico de la transverberación, tal como describe ella misma en su Libro de la Vida (cap. XXIX). Obra maestra de Gian Lorenzo Bernini y una de las más notables del Barroco, fue realizada entre 1647 y 1652 por encargo del cardenal veneciano Federico Cornaro para su tumba en la Capilla Cornaro, en la iglesia de Santa Maria della Vittoria, perteneciente a la orden de los carmelitas descalzos. El grupo escultórico forma parte de un conjunto diseñado por Bernini que reúne las tres nobles artes: arquitectura, escultura y pintura.

Basílica Santa María MaggioreImagen Alicia Romay

Estatua de Felipe IV en el pórtico de la basílica de Santa María Maggiore

Santa Maria Maggiore, una de las cuatro basílicas mayores de Roma, ha estado tradicionalmente bajo la protección de la Corona española. A la derecha del pórtico, la estatua de bronce de Felipe IV, según boceto de Bernini, representa al rey vestido all’antica, como un general romano, con el paludamento o manto militar, coraza y vara de mando. Según la inscripción del pedestal, el monumento fue erigido por el Capítulo y canónigos de la iglesia en agradecimiento por la beneficencia real en 1692, 22 años después de la muerte del rey.

Pontificio Colegio Español Palazzo AltempsImagen Alicia Romay

Pontificio Collegio spagnolo (Palazzo Altemps)

El Colegio Español de San José fue fundado en 1893 por el papa León XIII, como albergue de los colegiales (seminaristas) españoles becados para estudiar en la Universidad Gregoriana o Collegio Romano de los jesuitas. Fue instalado en el Palazzo Altemps, construido para el cardenal Girolamo Riario en la década de 1480 y reformado en el siglo XVI para el cardenal Marco Sittico Altemps. En 1971 fue adquirido por el Estado italiano y convertido en uno de los museos nacionales de Roma, dedicado a famosas colecciones históricas del Renacimiento, como la Mattei o la Boncompagni-Ludovisi.

En la exposición Monumentos de Españoles en Roma han colaborado la Escuela Española de Historia y Arqueología de Roma (EEHAR-CSIC), el Instituto Cervantes de Roma y la Academia de España en Roma, con el apoyo del proyecto PCCR y la Embajada de España en Italia. Es la primera exposición en la capital acogida en dos ubicaciones prestigiosas, a través de una combinación estratégica que quiere unir público internacional al patrimonio histórico-artístico español en el Ciudad Eterna.