Congreso Nacional del PP
El PP no invita a Vox a su congreso
Fuentes próximas a Santiago Abascal confirman a LA RAZÓN que no ha habido ninguna invitación formal para acudir al cónclave de los populares
El Partido Popular no tiene buena relación con Vox, tanto que, según confirman a LA RAZÓN en la dirección de la formación verde, no ha habido invitación para el XXI Congreso Nacional que se celebra durante este fin de semana en Madrid. Los puentes no están rotos del todo, pero la distancia es abismal. A pesar de que Vox es el aliado natural del PP allí donde no consigue mayorías absolutas.
En el último año, lo que antes fueron diferencias obvias ha derivado en un enfrentamiento sin cuartel entre los dos partidos, con reiterados ataques por parte de la formación verde a los populares, a la que sitúan como un flanco a batir. Pero la realidad sociológica es la que es y dibuja un escenario en el que el PP, para llegar a la Moncloa, necesitaría del concurso de Vox.
De alguna forma, los dos partidos están condenados a entenderse, pero ni el uno ni el otro quiere estrechar lazos. Suele ser habitual en los congresos nacionales, como el que celebra el PP estos días en Madrid, cursar una invitación a formaciones con las que hay cierto vínculo. En su día, así se hizo con Ciudadanos. No ha sido el caso con Vox, ni tampoco con ninguno de sus exdirigentes.
Hace unos días, Alberto Núñez Feijóo y Santiago Abascal se reunieron en un despacho del Congreso para comentar la situación política en nuestro país, marcada por la retahíla interminable de escándalos de corrupción en aguas del Gobierno y el PSOE.
Del encuentro apenas trascendieron detalles, ni siquiera si había servido para algo. A tenor de los mensajes que fue lanzando Vox en los días posteriores todo parece indicar que nada cambió. El PP se limitó a informar de un clima de "cordialidad" con las "diferencias" habituales.
Para la nueva etapa que ahora se inicia con el Congreso Nacional de este fin de semana, uno de los retos que tendrá que afrontar el PP será su trato con Vox. Entre los distintos sectores hay división de opiniones.
Unos abogan por establecer un cordón sanitario para no espantar el voto por el centro, otros apuestan por naturalizar la alianza, como ha hecho Sánchez con partidos que, estos sí, tienen un historial político perverso. Caso de Bildu, que en las últimas municipales y autonómicas llevó en sus listas a etarras condenados por delitos de sangre. O Junts y ERC, que fueron protagonistas de un referéndum ilegal de independencia en Cataluña.
Al margen del debate, lo que está claro es que el PP, mientras no logre una mayoría absoluta, necesita, al menos, una "entente cordiale" con Vox. Un acuerdo de mínimos para evitar agresiones cruzadas que confundan al electorado.
El problema radica en que los dos partidos compiten por una misma base social en la órbita de la derecha. Y Abascal no está dispuesto a ceder un milímetro a Feijóo. Y viceversa.