
Crisis económica
La crisis perjudica seriamente la salud
La morosidad nos convierte en personas estresadas, depresivas y con más riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares

La crisis es mala para la salud. Y no me refiero al efecto que puedan tener los recortes sanitarios sobre el sistema de atención médica de un país. Hablo de efectos directos sobre la salud individual de las personas, sobre la suya y la mía. Algunos de ellos eran conocidos desde hace tiempo. Otros acaban de ser diagnosticados por los científicos.
Un nuevo estudio llevado a cabo por expertos de a facultad de Medicina de la Universidad Northwestern de Estados Unidos ha demostrado que vivir en constante riesgo financiero está directamente asociado con un aumento de la presión sanguínea diastólica y con una valoración general más pobre del estado de salud física y mental, incluso en el caso de personas jóvenes. En concreto, estar cargado de deudas puede ser un factor de riesgo considerable de padecer alguna enfermedad coronaria. El informe ha sido publicado en la revista «Social Science and Medicine».
Es evidente que vivimos en una sociedad endeudada y que la gestión del crédito afecta directamente a millones de familias occidentales. Aunque, como es lógico, el peso familiar de esa deuda varía según países. En Estados Unidos, por ejemplo, el endeudamiento de las unidades familiares se ha triplicado desde los años 80. En España, la grave crisis de crédito bancario ha producido un efecto inverso: en 2012, con una media de 2.900 euros por familia, el endeudamiento fue el más bajo desde el año 2007.
Sea como fuere, todos aquellos que han de devolver dinero prestado se encuentran en la misma situación de riesgo médico, según esta investigación. El trabajo se centró, precisamente, en las personas que se han emancipado recientemente y que empiezan a soportar cargas crediticias: jóvenes de entre 24 y 32 años. En concreto se estudió la evolución clínica de 8.400 individuos. Anteriores estudios habían evidenciado un claro impacto de la deuda en la estabilidad emocional y la salud mental de los afectados, pero ésta es la primera vez que se establece una correlación directa con la salud física también.
Algunos de los resultados son realmente significativos. El 20 por ciento de los participantes relataron que seguirían endeudados aunque liquidasen todo su patrimonio. Es decir, presentaban una elevada ratio de endeudamiento. Los encuestados con mayor ratio de endeudamiento mostraban una mayor percepción de estrés, mayor tendencia a la depresión, reportaban un peor estado general de salud y sus niveles de presión sanguínea eran sistemáticamente más elevados.
Por ejemplo, los jóvenes con mayor carga de endeudamiento presentaban un aumento del 1,3 por 100 en la presión sanguínea respecto a la media. Ese dato ya puede ser considerado como clínicamente relevante. Sin ir más lejos, un aumento del 1,7 por ciento sobre la media está relacionado con un crecimiento del riesgo de hipertensión en un 17 por ciento y de accidente cardiovascular en un 15 por ciento. Es decir, en cierta medida, estar endeudado es para nuestras venas algo parecido a tener aterosclerosis leve o presentar algún factor de riesgo como fumar o ser obeso.
La mayor sorpresa del informe es haber encontrado una relación tan directa entre finanzas y salud en la población joven. «Debemos seguir estudiando esa relación y ser prudentes, porque es algo inesperado», ha asegurado una de las autoras del experimento, Elizabeth Sweet. Para calibrar el endeudamiento de los participantes se les hizo dos preguntas. Primero, si les quedaría algo de dinero después de liquidar todos sus bienes y pagar sus deudas. Segundo, debían informar de la cantidad de dinero que adeudaban, hipoteca de vivienda excluida. Estos datos se cruzaron con un seguimiento durante varios meses de parámetros psicológicos y clínicos básicos. No cupo la menor duda... las deudas afectaron a la salud incluso de los más jóvenes.
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