Benedicto XVI defiende su condición de Papa Emérito

En dos cartas lamenta el «dolor» que supuso su renuncia y afirma que con su actuación siempre ha quedado claro quién es el verdadero pontífice.

Hace ya cinco años que Benedicto XVI decidió, de forma insólita, renunciar a su pontíficado. Desde entonces se hace llamar Papa Emérito, una fórmula pionera que levantó polvareda en una parte de la Curia. Aunque Ratzinger siempre se ha caracterizado por su discrección, el diario alemán «Bild» filtro ayer dos cartas en las que muestra su enfado por las críticas que despertó su decisión.

«Puedo entender el profundo dolor que el final de mi pontificado le causó a usted y a muchos otros. Pero para algunos, y me parece que también para usted, el dolor se ha convertido en rabia», escribe Benedicto XVI en estos textos que datan de noviembre de 2017 y que han visto ahora la luz. «Si usted conoce una manera mejor (que la renuncia) y cree poder condenar la que elegí, le ruego que me lo diga», exhorta.

Aunque el periódico «Bild» no quiso identificar al receptor de la carta, fue «The New York Times» el que aseguró que van dirigidas al cardenal Walter Brandmüller. No sería descabellado pensarlo, teniendo en cuenta que este purpurado concedió una entrevista en octubre de 2017 al medio alemán criticando duramente que Benedicto XVI eligira presentarse como Papa Emérito tras su abdicación: Es una fórmula que «no ha existido en toda la historia de la Iglesia». «El hecho de que un Papa llegara y derribara una tradición de 2.000 años de antigüedad nos dejó boquiabiertos a los cardenales». Cabe recordar, además, que se trata de uno de los cardenales que más crítico se ha mostrado con la exhortación «Amoris Laetitia» de Francisco.

En las cartas, Ratzinger contesta a Brandmüller con una breve clase de historia. «Usted dijo que con ''Papa Emérito'' he creado una figura que nunca ha existido en toda la historia de la Iglesia. Usted sabe muy bien, por supuesto, que los Papas han abdicado, aunque muy raramente. ¿Qué fueron luego? ¿Papas Eméritos o qué otra cosa?». A continuación expone el caso del Papa Pío XII, que pensó en renunciar ante la amenaza nazi y recuperar el rango de cardenal si era capturado. En su caso, le explica, «no hubiese sido sensato» optar por ello. Y concluye aclarando que eligió llamarse Papa Emérito con el objetivo de pasar desapercibido mediáticamente y quedar relegado a un segundo plano. «Con ''Papa Emérito'' traté de crear una situación en la que yo no soy para nada accesible a los medios y en la que queda completamente claro quién es el único Papa», precisó.