Exhortación pastoral

El cardenal Cobo: «¿Qué votaría Jesús ante un migrante?»

La Iglesia exige «vías legales» para los extranjeros y rechaza su criminalización

Presentación de «Comunidades acogedoras y misioneras: Identidad y marco de la pastoral con migrantes»
Presentación de «Comunidades acogedoras y misioneras: Identidad y marco de la pastoral con migrantes»Conferencia Episcopal

La Iglesia española redobla su hoja de ruta en defensa de los migrantes. Y lo hace a través de la exhortación pastoral «Comunidades acogedoras y misioneras: Identidad y marco de la pastoral con migrantes». Este «vademécum» que actualiza el anterior, elaborado hace 17 años, fue aprobado por los obispos en la Asamblea Plenaria de marzo. Este lunes se presentó de manos del vicepresidente de la Conferencia Episcopal y cardenal arzobispo de Madrid, José Cobo.

«Los migrantes no son números ni flujos, son personas sin etiquetas, con la única etiqueta de ser hijos de Dios», expuso el purpurado, que ha sido uno de los impulsores en la sombra de este documento que viene a reafirmar que la Iglesia ve las migraciones como una oportunidad y no un problema, ofrece una guía práctica para parroquias, congregaciones y diócesis y reparte algún tirón de orejas a las administraciones.

Así, la exhortación reclama a los poderes públicos la «apertura de vías legales y seguras para los migrantes», así como leyes que permitan «el acceso a la regularización, al trabajo digno, la vivienda, la sanidad, la educación, la cultura». A la par, se reclaman «programas eficaces para la integración» de los menores no acompañados que no se frenen cuando sean mayores de edad. Y, como en otras ocasiones, se exige el cierre de los centros de internamiento para extranjeros (CIE). En esta misma línea, los obispos condenan las mafias de la trata y aprecian que no es tolerable que se siga dejando morir a las personas en las fronteras o en su intento de cruzarlas, en los desiertos, en el mar».

Con la misma rotundidad, el texto episcopal llama a acabar con «el mantra» que estigmatiza y criminaliza al que viene de fuera. Incluso se insta a los católicos a ser «críticos con narrativas que utilizan a los migrantes o refugiados como arma política».

Sobre la posibilidad de que estas propuestas sean motivo de ataque por algunos políticos, el cardenal manifestó que «queremos dar una luz desde la óptica política, los creyentes tenemos una mirada que ofrecer, preguntándonos qué diría Jesús ante la realidad española y europea». «¿Qué votaría Jesús ante un migrante?», apostillaba justo después.

«Un católico no puede comulgar con el racismo ni con la aporofobia», completó el director del departamento de Migraciones de la Conferencia Episcopal Española, Xabier Gómez, responsable de algo más que supervisar el texto aprobado por los obispos. El religioso dominico alertó del riesgo de que los cristianos se queden «anestesiados» ante estas etiquetas «en especial, en períodos electorales». «Frente a la hostilidad, ofrecemos la vacuna de la verdad de la hospitalidad y de los datos», aseveró sobre la actual «instrumentalización política de la cuestión migratoria».

De puertas para adentro, con esta exhortación se ratifica el paso de una mirada asistencialista al extranjero, para darle carta de ciudadanía eclesial plena. De hecho, en el documento se encomienda a las comunidades cristianas «la promoción humana integral con especial atención a la dimensión religiosa, pero sin dicotomías ni reduccionismos de uno u otro signo».

Para hacerlo realidad, se incluyen propuestas que pasan no solo por mejorar el trabajo en red y apuntalar los programas de empleo o los pisos tutelados para quienes están en situación de vulnerabilidad. Se plantea la presencia de migrantes en los consejos parroquiales, más formación para los sacerdotes, así como programas para facilitar la incorporación de curas llegados de otros países. Incluso se sugiere un «erasmus» para seminaristas en países misioneros, «especialmente aquellos que coinciden con los países de origen de los grupos de migrantes mayoritarios en la diócesis».